El juego en la primera infancia se caracteriza especialmente por el placer del dominio, lo que Piaget llama “sentimiento de virtuosismo o poder” por el que el niño disfruta de una sensación de control.
Partiendo de la idea que preconiza que “la educación es el cultivo de los medios de expresión que facilitan la adaptación a situaciones nuevas dentro de un medio social”, se llegaría a que el último fin sería el acceso al mundo de los grandes valores ideales y humanos: lo bueno, lo bello y lo verdadero.
En el niño está el cultivo del sentimiento estético, y existe entre el arte y el juego un curioso paralelo que puede ser aprovechado para cultivarlo.
Kant dice que “tanto el arte como el juego tienen una finalidad sin fin”, ya que exigen y consiguen, a través de su práctica, una entrega total; viven al descartar el pasado y el futuro, sólo viven el presente, logrando despertar de esta manera “el goce puro”. Ambos, niño y artista, se evaden de la realidad, alimentándose con imágenes en las que se cumple perfectamente el proceso de adaptación; ambos crean ficciones que son vividas en plenitud, despreocupándose por el aspecto práctico y utilitario de las cosas.
Pero esta reunión de elementos coincidentes no significa que arte y juego sean plenamente identificables, ya que se necesita un especial sentido de armonía y ritmo y sólo al alcanzar el pensamiento lógico podrá semejarse al artista. Y aún no habiendo alcanzado esta etapa, podrá cultivarse su sentimiento estético a través de su “riqueza emotiva”, que vibra ante todo lo que lo rodea. Por eso se adopta la posición de Viktor Lowenfeld, que dice que “el arte es una forma de juego”.
De esta manera, el juego pronto se hace imaginativo y “somete las cosas a la actividad del niño sin reglas ni limitaciones”. Esto es pura asimilación, dice Piaget, aunque su preocupación esté puesta en su propia satisfacción.
Otro elemento importante que aparece desde el primer año de vida es la imitación, que sería lo opuesto al juego imaginativo, ya que en este último el entorno es una serie de modelos, mientras que en aquel nos transformamos en otra cosa.
Podemos relacionarnos con el arte de estos tres modos: como creadores, como intérpretes y como participantes.
Hasta no hace mucho, la educación artística tendía a excluir estos elementos, orientándose en su lugar a las destrezas de ejecución y apreciación, siendo ambos modos típicamente imitativos.
Hay una correspondencia mucho más directa con las artes y con este análisis del juego que atañe a los objetivos y actividades escolares basados en tres puntos importantes: dominio, imitación y juego imaginativo. El dominio en cuanto a las destrezas, la fluidez de palabras, de movimientos, habilidad con el instrumento, con el pincel, etc. La imitación en cuanto a que no es mera copia, sino que incluye la afinidad, la empatía, la identificación, el interés. Es tan inevitable como el gusto por el dominio de los materiales y no es contraria a la imaginación creativa. Por último, el juego imaginativo nos centra en su estructura, entendida como una relación entre las cosas, dándonos la posibilidad de sorpresa o placer.
Estos tres elementos del juego enunciados anteriormente deben activarse en la educación artística a todas las edades. Puede ser útil empezar por un problema de dominio o de carácter o de estructura, pero una vez iniciada una actividad, tendremos que prever una fuerte interacción entre ellas, pues ¿cómo podremos tener una experiencia real del arte sin alcanzar algún nivel de dominio y sin dar alguna respuesta a los elementos de imitación y de juego imaginativo?
En el arte estas relaciones pueden evolucionar a veces en estructuras tan sólidas y constantes que no podemos imaginar el mundo sin ellas.
Es importante destacar que la educación artística del niño contribuye a su integración armoniosa, pues pone el acento en la potencia creadora de todo ser humano. Por medio de ella expresa sus relaciones emocionales con el medio, se va adaptando y, por lo tanto, favorece su mejor equilibrio y desarrollo emocional.
Bibliografía general y ampliatoria:
Swánwick, Keith (1991): Música, Pensamiento y Educación.
Rodrigo de Arzeno, Beatriz (1971): Enciclopedia Práctica Escolar.
Gainza, Violeta (1964): La iniciación musical del niño.
Willems, Edgar (1962): La preparación musical de los mas pequeños.
Muy lindo temas educacion parte pedagogía arte y musica