Mónica Jara tenía 34 años de edad y era madre de dos hijas. Nacida en Río Negro, vivía junto a su compañero en la provincia de Neuquén, donde meses atrás había culminado los estudios de maestra de grado en un Instituto Superior de Formación Docente.
Estaba a cargo de estudiantes que cursan 6° y 7° grado de la Escuela Rural N° 144 (a 60 kilómetros de la localidad de Añelo).
El último martes 29 de junio, luego de su primera clase presencial, detectó una fuga de gas en un calefactor. Junto a los operarios Nicolás Francés y Mariano Spinedi, no logró evitar la explosión del edificio. Ellos murieron al instante, mientras la docente fue traslada de urgencia a un hospital de Mendoza, con el 90 % del cuerpo con quemaduras, además de tener comprometidas la vía área y pulmonar.
Finalmente, resultó imposible salvarle la vida. Dejó este mundo el pasado lunes 12 de julio; y como era de esperarse, su partida inspiró marchas, reclamos y pedidos de justicia, con una consigna que se ha vuelto habitual en las últimas décadas: “El Estado es responsable”.
La tragedia evoca dos sucesos: enluta nuevamente a Neuquén, que desde el asesinato de Carlos Fuentealba en abril de 2007 puso en el centro de la escena la precariedad en la que trabajan los docentes; y también se emparenta con la explosión en agosto de 2018 de la Escuela N° 49 de Moreno (provincia de Buenos Aires), que terminó con la vida de la maestra Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez.
Estos hechos, además de tristes y conmovedores, calan de manera profunda en la sociedad, porque dejan expuestas la falta de cuidado y atención en las políticas que deben garantizar el derecho de la educación.
Hay crimen social cuando las autoridades ignoran los peligros a los cuales se somete cualquiera de los ciudadanos.
No es accidente sino negligencia. En el rango de responsabilidades, el Estado ocupa un primer plano. Debe haber justicia para que no se vuelva a repetir.
Mónica vivía lo de muchas docentes que son madres y estudian: viajan a localidades cercanas por trabajo y se les dificulta recibirse.
Para graduarse, había realizado una investigación sobre las carencias de los docentes en las instituciones educativas.
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