Introducción
La ingeniería, históricamente considerada como un campo dominado por hombres, ha sido un espacio donde los estereotipos de género han limitado la participación de las mujeres. Durante siglos, la idea de que las mujeres no eran aptas para carreras técnicas debido a su supuesta falta de racionalidad y objetividad perpetuó una exclusión sistemática.
Una idea que se alinea con los estudios de Faulkner (2009), quien argumenta que la ingeniería ha sido construida culturalmente como un campo masculino, donde las habilidades técnicas y la objetividad son vistas como atributos inherentemente masculinos.
Esta construcción excluyente ha perpetuado estereotipos de género que dificultan la participación de las mujeres en este campo.
Sin embargo, a lo largo del tiempo, mujeres pioneras han desafiado estas normas, abriendo caminos y demostrando que la ingeniería no es una profesión exclusiva de un género. Este texto explora la evolución de la participación de las mujeres en la ingeniería, desde las primeras graduadas como Elisa Leonida Zamfirescu en 1912 hasta la incorporación de mujeres en América Latina, con un enfoque particular en Venezuela.
A través de un recorrido histórico, se analiza cómo los procesos de modernización y el acceso a la educación superior han permitido que las mujeres incursionen en carreras tradicionalmente masculinas. Además, se reflexiona sobre los desafíos que persisten en la actualidad, como la subrepresentación femenina en ciertas áreas de la ingeniería y las barreras culturales e institucionales que aún limitan su plena participación. Este análisis no solo reconoce los logros de las mujeres en este campo, sino que también invita a una reflexión crítica sobre las estructuras de poder que continúan perpetuando desigualdades de género en la ingeniería y en la sociedad en general.
¿Quién fue Elisa Leonida Zamfirescu?
Elisa Leonida Zamfirescu de nacionalidad rumana fue la primera ingeniera graduada con honores en el año 1912. Desde joven mostró un gran interés por las ciencias y las matemáticas, lo que la llevó a postularse a la Escuela de Puentes y Caminos de Bucarest. Sin embargo, su solicitud fue rechazada debido a su género, un reflejo de las barreras culturales y sociales de la época (Ver Figura 1).
Esta mujer venció cualquier obstáculo, hasta el punto de mudarse de un país a otro y lograr sus sueños de ser ingeniera. De esta forma, dedicó su vida a la educación (profesora de física y química en la Escuela Pitar Mos para niñas), innovación e investigación en geología (estudio de diversos minerales, agua potable, petróleo, gas y betún sólido). En este sentido, vence lo que Bix (2004) denomina barreras invisibles, que incluyen prejuicios culturales y estructuras institucionales que limitan el acceso de las mujeres a carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Por ello, la lucha de Zamfirescu simboliza la resistencia de las mujeres frente a un sistema educativo y laboral diseñado para excluirlas.
¿Qué pasó después?
Cinco años más tarde, la argentina Elisa Beatriz Bachofen recibió su título en Ingeniería Civil en la Universidad de Buenos Aires, convirtiéndose en la primera graduada ingeniera desde Argentina y también de América Latina, quien se dedicó a la investigación, innovación y publicación (guía del inventor).
Aunque Venezuela, comienza la primera fase de ingeniería en 1760, es el caraqueño José Del Pozo y Sucre al que se le reconoce título en este campo profesional en el año 1765 sirviendo a la Corona en diversos lugares (Hernández, 2008). Luego, en el año 1837 se graduaron los primeros cuatro ingenieros hombres: Olegario Meneses (1810-1860), Egidio Troconis, Juan José Aguerrevere (1811-1889) y Manuel María Urbaneja (1814-1897).
Por lo general, los cursos de ingeniería estaban representados por estudiantes y profesores hombres como lo ilustra el periódico El Cojo Ilustrado en el año 1894 a continuación (Ver Figura 2):
Treinta y dos años (32) después de la primera mujer graduada como ingeniera en el mundo, culminan los estudios Carmen Josefina Iturbe y Helena Quiroba en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en el año 1944. De esta forma, se convierte en la primera mujer venezolana con grado profesional en Ingeniería Civil, y la primera inscrita en el Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV).
Tres años más tarde (1947), la UCV concede a Cecilia Martín el grado de Geólogo, convirtiéndose en la primera mujer con esa profesión en el país. También se otorgan los primeros títulos de Ingeniero Químico Analítico a: Flor Hernández García y Rosa Margarita La Roche; registradas como primeras graduadas de Ingenieros Químicos en el año 1950. Ese mismo año se gradúa Dora Micheletti de Zerpa, primera ingeniera agrónoma del país. En el año 1954 se gradúa Matilde Caamaño, la primera mujer con título de ingeniero electricista que egresa de la UCV.
El surgimiento de ingenieras venezolanas podría estar relacionado con el proceso de modernización en Venezuela y necesidades del país. En relación a esta última categoría, abrió la puerta de oportunidades para las mujeres en diversos campos profesionales, entre los cuales destaca la Ingeniería.
De acuerdo al historiador alemán Peter Gay señala que ¨en términos generales, fue el acceso a las universidades a finales del siglo XIX, lo que demostró ser la clave para la causa de la mujer, más que el acceso al voto". Una afirmación respaldada por Schiebinger (1999), quien argumenta que la educación superior ha sido un espacio crucial para desafiar las normas de género y promover la igualdad. Sin embargo, como señala Samudio (2016), citado en el texto, las universidades deben ser pensadas como espacios de transformación sociocultural, lo que implica no solo permitir el acceso de las mujeres, sino también eliminar las prácticas discriminatorias y fomentar una cultura de inclusión. Las instituciones de educación superior deben ser “pensadas como espacios esenciales y efectivos de cambio en las relaciones de género en la sociedad” (Samudio, 2016), que permitan la verdadera transformación sociocultural, económica y política en la sociedad basada en los derechos humanos de igualdad entre hombres y mujeres.
Hoy en día, el porcentaje de ingreso de mujeres a la carrera de ingeniería ha aumentado. Al culminar el año 2014, la Universidad de Los Andes, “con una población estudiantil de 48.507 estudiantes, revela una significativa feminización e incorporación de mujeres a las carreras tradicionalmente varoniles” (Samudio, op.cit.). En este sentido, la Facultad de Ingeniería, con una representación porcentual menor, las mujeres tienen una presencia nada despreciable (32.2%) en comparación con otras carreras. Sin embargo, este porcentaje sigue siendo inferior al de los hombres, lo que sugiere que persisten barreras culturales e institucionales. Hill, Corbett y St. Rose (2010) argumentan que, para lograr una mayor participación de las mujeres en ingeniería, es necesario abordar factores como la falta de modelos femeninos, los sesgos de género en la educación y las prácticas laborales excluyentes.
Según el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (ONCTI), solo 30.454 mujeres están registradas en I+D, y solo el 11,6% están inscritas en el área de tecnología e ingeniería, y de este ultimo porcentaje, solo el 7,2% son ingenieras de un total de 57200 personas (hombres +mujeres).
Referencias
Hernández González, M. (2008). El ingeniero venezolano José Pozo y Sucre y su labor en la expedición de Cevallos. Anuario GRHIAL ULA, 2, 17-34.
Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (2025). Área de conocimiento. https://observatorio.oncti.gob.ve/#/
Méndez, N. (2011). Para la historia de la enseñanza de la ingeniería en Venezuela: itinerario de fechas, hechos, procesos y personajes. Revista de la Facultad de Ingeniería Universidad Central de Venezuela, 26(1), 29-41. http://ve.scielo.org/scielo.php? cript=sci_arttext&pid=S0798-40652011000100004&lng=es&tlng=es
El Cojo Ilustrado [@cojoilustrado]. (2020, enero 11). Cuenta dedicada a la difusión de los contenidos de la mejor revista venezolana de todos los tiempos: El Cojo Ilustrado (1892-1915) [Perfil de Twitter]. Twitter. https://twitter.com/cojoilustrado?lang=es
Gay, P. (1992). La experiencia burguesa. De Victoria a Freud, Tomos I y II. México: Editorial Fondo de Cultura Económica, p.71
Faulkner, W. (2009). Doing gender in engineering workplace cultures. I. Observations from the field. Engineering Studies, 1(1), 3-18. https://doi.org/10.1080/19378620902721322
Bix, A. S. (2004). From "Engineeresses" to "Girl Engineers" to "Good Engineers": A History of Women's U.S. Engineering Education. NWSA Journal, 16(1), 27-49.
https://doi.org/10.1353/nwsa.2004.0021
Schiebinger, L. (1999). Has feminism changed science? Harvard University Press.
Hill, C., Corbett, C., & St. Rose, A. (2010). Why so few? Women in science, technology, engineering, and mathematics. American Association of University Women.
Samudio, A. E. (2016). El acceso de las mujeres a la educación superior. La presencia femenina en la Universidad de Los Andes. Procesos Históricos, 29, 77-101. http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/41589
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