En el mundo actual, donde el culto al cuerpo y la búsqueda rápida de resultados están a la orden del día, la relación entre nutrición y ejercicio físico se ha vuelto un tema lleno de mitos, información confusa y, muchas veces, falsas expectativas. Como nutricionista, mi compromiso es acompañar a quienes desean llevar una vida activa con un enfoque realista, saludable y personalizado, que permita disfrutar del movimiento y la alimentación sin caer en extremos ni frustraciones.
Uno de los errores más comunes es pensar que para “estar en forma” o mejorar el rendimiento físico es necesario seguir dietas estrictas, suplementos caros o planes imposibles de sostener a largo plazo. Esto genera ansiedad, sensación de culpa cuando no se cumplen, y muchas veces abandono. Mi mensaje es claro: la nutrición para la vida activa debe ser funcional, accesible y adaptada a cada persona, no un molde rígido que todos deban calzar.
Desmitificando conceptos. Mucha gente cree que deben comer solo “comida limpia” o evitar por completo ciertos macronutrientes, como los carbohidratos, por miedo a subir de peso o perder rendimiento.
Sin embargo, el cuerpo necesita un equilibrio energético adecuado y variado para rendir bien, recuperarse y evitar lesiones o fatiga. Los carbohidratos son la principal fuente de energía para el ejercicio, especialmente cuando es de alta intensidad, y eliminarlos puede afectar el desempeño y el bienestar general.ganar músculo o mejorar el rendimiento. Si bien la proteína es fundamental para la reparación y el crecimiento muscular, más no siempre significa mejor. Una ingesta adecuada, acorde a la actividad física y las características individuales, es suficiente. demás, la variedad de fuentes proteicas y la calidad de la dieta en general también son clave.
Otro mito muy frecuente es que la proteína debe consumirse en cantidades excesivas para Los suplementos alimenticios tampoco son la panacea. Muchas veces se usan para “compensar” malos hábitos alimentarios o por influencias de las redes sociales, sin que realmente se necesiten. Mi consejo siempre es priorizar una alimentación basada en alimentos reales y completos, y reservar los suplementos para casos específicos y supervisados profesionalmente.
Una alimentación funcional para potenciar el ejercicio Cuando hablamos de nutrición para personas que se mantienen activas y en constante movimiento, la clave está en la flexibilidad, la escucha corporal y la adaptación. No existe un plan unico, sino que cada cuerpo y cada rutina requieren ajustes. Por ejemplo, no es lo mismo alguien que hace caminatas suaves tres veces por semana que un deportista de alto rendimiento o alguien que entrena fuerza intensamente . n este sentido, es fundamental planificar las comidas alrededor de la actividad: qué y cuándo comer para tener energía antes, favorecer la recuperación después, y sostener el rendimiento durante el día. También es clave mantenerse hidratado y darle al cuerpo los micronutrientes necesarios, que muchas veces se descuidan en dietas restrictivas o monotemáticas.
Además, considero muy importante el aspecto emocional. La relación con la comida y con el cuerpo influye directamente en la motivación para mantener la actividad física. Un enfoque demasiado rígido o lleno de prohibiciones puede generar rechazo y abandono, mientras que un acompañamiento respetuoso y realista favorece el bienestar integral y la adherencia a largo plazo.
Recomendaciones prácticas:
Priorizar alimentos frescos, de temporada y variedad en cada comida.
Ajustar la ingesta calórica y de macronutrientes según el tipo, duración e intensidad del ejercicio.
No saltarse comidas ni caer en dietas extremas que pueden afectar el rendimiento y la salud.
Escuchar las señales del cuerpo: hambre, saciedad, cansancio, sed.
Evitar la obsesión por la balanza y enfocarse en cómo se siente el cuerpo en movimiento.
Buscar el acompañamiento profesional para adaptar la alimentación a objetivos y necesidades personales.
En conclusión
Como nutricionista, mi visión es promover una nutrición que acompañe la actividad física de manera sostenible, sin falsas promesas ni rigideces, sino con educación, empatía y realismo. El objetivo es que cada persona pueda disfrutar de una vida activa, mejorar su salud y calidad de vida, y construir hábitos que sean funcionales y placenteros.
El ejercicio y la nutrición no deben ser sinónimos de sacrificio, sino de cuidado y amor propio. Y en ese camino, respetar la individualidad, las preferencias y el contexto de cada uno es la mejor receta para el éxito real y duradero
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