Propongo revisar y replantear juntos, ideas, conceptos tradicionales y experiencias en relación a los diferentes lenguajes artísticos y en particular el de la música, destacando la comunicación entre los mismos. Desde siempre las emociones humanas han estado unidas al sonido y a la música, como forma de comunicación. La relación del ser humano con la música, ha ido estrechándose cada vez más.
El lenguaje musical nos acompaña y atraviesa a todos. Desde pequeños se hace presente en una canción, una ronda, hasta en un juego, permitiendo liberar tensiones y evocar recuerdos. Se hace presente la evocación sonora, momentos de alegría y de tristeza, de encuentros y de rupturas, de enojos y de abrazos.
El aula en la escuela, como espacio de enseñanza y de aprendizaje es la gran oportunidad. Me refiero al espacio destinado al desarrollo de las clases, el aula, el salón de usos múltiples, la galería o el patio. Pienso al docente junto a sus alumnos viviendo el proceso de enseñanza y de aprendizaje con entusiasmo, vivenciando lo creativo con sensibilidad, descubriendo y reconociendo las potencialidades creativas de los estudiantes. Los lenguajes artísticos, factibles de ser enseñados y aprendidos, planteados de manera transversal en los Proyectos educativos, podrían contribuir y colaborar en los procesos de aprendizaje focalizando en cada estudiante sus deseos y fortalezas, y a partir del interés lograr la concentración y motivación por el conocimiento.
Si inventamos una historia, si jugamos con las rimas y la transformamos en poesía. Si deletreamos las palabras con ritmo, la sonorizamos y cantamos con sonidos las letras. Si escribimos y separamos en párrafos y detallamos las estrofas, elegimos esa parte que replica y resuena como estribillo, hacemos nuestra canción. Su melodía relata la historia, su estribillo reafirma lo interesante y necesario de nuestra canción. Las escuelas que sí cambian y mejoran el bienestar humano, son aquellas que se atreven a cambiar con optimismo y sabiduría para las habilidades de la vida, favoreciendo el pensamiento reflexivo, crítico y creativo, para personalizar la educación, respetando las singularidades y generando oportunidades educativas.
La emoción, estrechamente vinculada al proceso de enseñanza y de aprendizaje propicia bienestar para lo que se crean las condiciones adecuadas y se ponen en valor las situaciones en el aula que lo facilitan. Estar presente con una escucha activa brindando confianza y acompañamiento a los alumnos. Ser verdaderos observadores como maestros y empatizar tratando de minimizar los obstáculos internos y externos que muchas veces impiden e interfieren en los procesos. Es preciso la organización de los espacios y la documentación pedagógica, que resulta de la observación y análisis de lo que sucede en el aula como espacio de enseñanza y de aprendizaje. Como docente, me atrevería a decir que valoro ante todo la posibilidad de aprender y enseñar, de escuchar y colaborar y por sobre todas las cosas, respetar y nunca conformarme.
Procurar estar atentos a cada señal de un niño, podrá ser la oportunidad para su crecimiento y formación.
Sé el primero en comentar