1 ¿Qué evaluación hacés de la educación en tiempos de pandemia?
La suspensión de la presencialidad aceleró la incorporación de tecnologías digitales al sistema educativo. Este es uno de los pocos impactos positivos que la pandemia tuvo en la educación. La exigencia de educar en el espacio digital aceleró la incorporación de tecnologías digitales a los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como el desarrollo de habilidades digitales en los y las estudiantes y en el cuerpo docente. Esto es una buena noticia: las tecnologías digitales tienen un enorme potencial para mejorar las trayectorias escolares y los aprendizajes de los y las estudiantes y para enriquecer la experiencia escolar.
2. La educación en Argentina, ¿está en emergencia?
La pandemia desató la peor crisis socioeconómica de las últimas décadas y la educación no es ajena a esta debacle. No podemos desconocer que hoy más de la mitad de las y los chicos y adolescentes en edad escolar vive en familias con carencias persistentes. Frente a las múltiples adversidades que impuso la pandemia, la escuela nunca dejó de funcionar, pero no estaba preparada para educar sin presencialidad. No estaban dadas las condiciones para migrar la educación al espacio digital. La deuda de infraestructura digital era y es muy importante. El 55% de estudiantes tiene computadora, pero solo el 20% es de uso exclusivo de cada estudiante. En relación con las y los docentes, entre el 90% y el 95% tiene computadora en el hogar, pero solo para la mitad es de uso exclusivo. Alrededor del 20% de estudiantes no contaban con conexión a Internet en sus hogares. En los hechos, la educación mediada por TIC se sostuvo mayormente en los celulares. El 90% de las y los estudiantes los utilizaron para recibir y enviar actividades escolares 1 . Es evidente que la experiencia escolar mediada por TIC está aún muy lejos de ser la que necesitamos.
Es así que, en pandemia, el acceso desigual a equipamiento y conectividad profundizó las desigualdades educativas que ya existían. Estudiantes con más recursos accedieron a clases por videollamada yrecibieron contenidosmás articulados, mientras que las y los estudiantes de sectores más vulnerables dependieron del celular y el WhatsApp, recibieron actividades desconectadas entre sí y tuvieron menos interacción con sus docentes. En este contexto, la suspensión de la presencialidad impactó negativamente en los aprendizajes de una gran proporción de estudiantes y aumentó sus probabilidades de interrumpir su trayectoria escolar.
3. ¿Cómo reducir las desigualdades educativas?
La pandemia nos dejó en evidencia que las clases presenciales son insustituibles. En algún momento, esperemos cercano, vamos a recuperar la presencialidad plena. Sin embargo, la presencialidad está lejos de ser por sí misma la solución. Tengamos en cuenta que, en 2019, prácticamente la totalidad de niñas y niños ingresaban al nivel secundario, pero solo siete de cada diez jóvenes lograban Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica completar el tramo de escolarización obligatorio. Las brechas de graduación entre estratos sociales rondaban los 50 puntos porcentuales: el 90% de las y los jóvenes de entre 20 y 22 años de más ingresos finalizaba el nivel, mientras que entre sus pares de menores ingresos esta proporción era del 41% 2 . En ese nuevo escenario educativo, una experiencia escolar que combine instancias presenciales con instancias educativas asincrónicas es clave para ofrecer más y mejor educación, extender el tiempo escolar y superar la rigidez de la vieja presencialidad.
Las tecnologías digitales pueden contribuir al seguimiento personalizado de las trayectorias escolares, facilita la autoevaluación y la evaluación formativa. En un contexto tan incierto como el que vivimos hoy, es fundamental aprovechar la evaluación para fortalecer el lazo entre estudiantes y docentes. Sumado a lo anterior, las tecnologías digitales ofrecen alternativas para enriquecer los contenidos curriculares, para hacerlos más atractivos y cercanos a la cultura cotidiana de las y los estudiantes. En pocas palabras, pueden contribuir sustantivamente a mejorar las
formas de enseñar y aprender.
4. ¿Cuáles son los retos que enfrenta la educación a distancia mediada por tecnologías digitales?
En nuestra publicación más reciente, “Educar en tiempos de pandemia. Un nuevo https://www.cippec.org/publicacion/educar-en-tiempos-de-pandemia-un-nuevo-impulso/ proponemos un conjunto de acciones para potenciar la educación a través de las tecnologías digitales y superar las respuestas educativas digitales de emergencia.
En primer lugar, hay que universalizar la infraestructura digital en la comunidad educativa. El acceso a dispositivos digitales y a conexión a Internet de calidad es la condición de posibilidad para aprovechar el potencial que ofrecen las TIC para mejorar las trayectorias y los aprendizajes de estudiantes y el funcionamiento del sistema educativo en su conjunto. Pero más tecnología no es sinónimo de mejor educación. Las TIC solo mejoran la educación cuando enriquecen el vínculo pedagógico, cuando dialogan con el “saber enseñar” de las y los docentes y enriquecen y facilitan la interacción con sus estudiantes. Por eso es preocupante que en 2020 solo la mitad de las y los docentes
hayan utilizado las plataformas que las autoridades educativas nacionales y provinciales pusieron a disposición para sostener la escuela sin presencialidad.
El segundo grupo de acciones está orientado a lograr que los y las docentes ocupen un rol protagónico en una política educativa potenciada por tecnologías digitales. El fortalecimiento y la ampliación de la oferta de formación en habilidades digitales son clave para que las y los docentes incorporen los recursos pedagógicos digitales al diseño de sus clases y utilicen las aulas virtuales que ofrecen las plataformas.
El tercer agrupamiento de acciones se orienta a mejorar el funcionamiento de las plataformas a través de trayectos digitales curriculares para el aprendizaje en profundidad. Esto implica habilitar accesos diferenciados por nivel y año de estudio en los repositorios, de tal forma que la disposición y organización de los contenidos digitales expresen unidades de sentido curriculares. Las interacciones entre docentes y estudiantes y entre las y los estudiantes entre sí a través de los encuentros sincrónicos y asincrónicos que posibilitan las aulas virtuales pueden contribuir a concretar una experiencia escolar basada en trayectos.
La posibilidad de que los y las docentes editen, enriquezcan y adecuen estos trayectos, e incluso los adapten a las particularidades de sus estudiantes, es imprescindible para que puedan incorporarlos a sus prácticas de enseñanza. El seguimiento y análisis del uso efectivo que el cuerpo docente hace de los recursos digitales en las aulas virtuales y el intercambio de experiencias entre ellos puede ser una fuente de retroalimentación permanente para ajustar estos trayectos, incorporar nuevos recursos a los repositorios, y consolidar nuevas y potentes redes de aprendizaje entre pares.
Por último, la consolidación de una política educativa potenciada por TIC, integral y federal, requiere precisar la distribución de responsabilidades y tareas entre los diferentes actores y niveles de gobierno. En relación con la infraestructura digital, una de las alternativas es que el nivel nacional concentre las políticas de distribución de dispositivos digitales, y que las provincias asuman su mantenimiento y reparación.
La concreción de los trayectos digitales curriculares para el aprendizaje en profundidad podría apoyarse en los mecanismos de gobierno curricular. Actualmente, el proceso de diseño curricular contempla una instancia de acuerdo de Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP) y otros lineamientos generales en el nivel nacional. Cada una de las jurisdicciones subnacionales diseña sus propios currículos, precisa y define los contenidos y la carga horaria para cada año de estudio. En el nivel local, sobre la base de los lineamientos nacionales y provinciales, las y los docentes seleccionan contenidos para contextualizar la enseñanza a sus estudiantes.
En síntesis, una política educativa potenciada por TIC puede contribuir sustantivamente al mejoramiento de las trayectorias escolares, los aprendizajes y la reducción de desigualdades educativas. Para lograrlo es necesario superar las respuestas educativas digitales de emergencia, universalizar la infraestructura digital en la comunidad educativa, sostener una mirada integral y federal centrada en el uso pedagógico de las tecnologías, y asegurar mecanismos de gobierno que faciliten la articulación entre el nivel central, las provincias y el nivel local.
Gracias Vanesa
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