La Profesora de Geografía María Cristina Zilio analiza el comienzo de un nuevo período geológico como consecuencia del cambio climático. UNLP

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El Cambio Climático es solo una de las múltiples facetas del grave deterioro socioecológico que está sufriendo el planeta. La superficie terrestre es dinámica y siempre ha cambiado. Sin embargo, en los últimos tiempos, una serie de procesos inéditos y nuevos compuestos químicos visibilizan el creciente papel de los seres humanos como agentes de cambio a escala global. Excavaciones subterráneas y a cielo abierto; “montañas” de residuos; ríos que nacen de la noche a la mañana; archipiélagos artificiales; sismos inducidos (embalses, fracking, etc.); desertificación; deficiente manejo del agua; deshielo; acidificación de los océanos; disminución de la biodiversidad; dispersión de especies como fue el virus de Covid 19.

Éstos y muchos otros ejemplos, en distintas partes del mundo, dan cuenta de transformaciones recientes que responden netamente a procesos antrópicos. La magnitud de los cambios es tan grande que se ha planteado la existencia de una nueva época geológica, el Antropoceno. El químico Paul Crutzen y el ecólogo Eugene Stoermer plasmaron este concepto en un artículo publicado en el año 2000. Afirmaron que esta época comenzó con la Revolución Industrial, marcada por el crecimiento de concentraciones de gases de efecto invernadero, en particular dióxido de carbono y metano.

Para el químico Will Steffen y sus colaboradores (2011), el cambio se produjo hacia 1950, cuando se registró una “gran aceleración” en el comportamiento de 22 indicadores socioambientales. Solo no se modificaron la concentración de metano y la pérdida de ozono, gracias a las medidas globales tomadas a partir de estudios de Paul Crutzen sobre la capa de ozono, quien por estos aportes recibió el Premio Nobel de Química en 1995. Es así que los estudios sobre la capa de ozono y el “efecto invernadero” son el puntapié en las investigaciones sobre un deterioro ambiental mucho mayor ya que nuestro planeta es un sistema dinámico e interconectado, donde un cambio en una de sus partes puede influir en cambios de todas las demás.

Una nueva era comienza

En particular, una comisión ad hoc creada por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas presentó su recomendación para formalizar el Antropoceno como época geológica pero hasta ahora no se ha encontrado una huella estratigráfica precisa que establezca el momento en que se inició. Para muchos, ese momento podría ser la dispersión de la lluvia radiactiva a partir de la primera bomba nuclear, ocurrida en los Estados Unidos en 1945. Pero el término antropoceno permeó las barreras de las ciencias duras y se expandió a todo el espectro científico e incluso a las artes, no como concepto geológico sino como un término netamente cultural.

Son especialmente interesantes los debates sobre sus orígenes y las propuestas de rebautizarlo. Se critica el uso de la raíz griega “anthropos” ya que los seres humanos no actúan como una especie indiferenciada y homogénea, sino como actores sociales diferenciados. Pequeños grupos de personas son los verdaderos responsables de los problemas ambientales. El historiador Jason Moore atribuye la responsabilidad a la expansión global del capitalismo y lo llama “Capitaloceno”. Para el sociólogo Horacio Machado Araoz, el Capitaloceno se inicia con la minería colonial iniciada con la conquista de América.

La bióloga Donna Haraway lo llama “Plantacionoceno”, en alusión no solo a las viejas plantaciones coloniales sino también las nuevas actividades específicas (feedlot, monocultivos de soja, maíz, pinos). Esta pensadora feminista también propone el término “Chthuluceno”, poniendo énfasis en la necesaria interconexión con los “no humanos” para sobrevivir a esta época. Y podríamos continuar con múltiples ejemplos. Como dice la socióloga Maristella Svampa, se podría llegar a un punto de inflexión o “no retorno”.

El futuro es incierto. Si mantenemos el mismo rumbo, la exacerbación de las lógicas de la racionalidad capitalista incrementarán la crisis socioecológica. Implementar medidas drásticas puede generar graves daños. Crutzen, por ejemplo, fue muy criticado por su propuesta de inyectar dióxido de azufre a la atmósfera para detener el calentamiento global. Los intentos de mitigación obligan a pensar estrategias alternativas al extractivismo dominante. Como dice el pensador Edgard Morin, navegamos en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certezas.

*María Cristina Zilio es Profesora Adjunta a cargo de Geografía Física II en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP. Además es integrante del Centro de Investigaciones Geográficas (IDIHCS, UNLP- CONICET).

Fuente: UNLP. https://unlp.edu.ar/

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