Las protestas en Irán después de la muerte de Mahsa Amini en manos de la Policía de la Moral prometen una contrarrevolución a revolución de 1979 cuando los líderes supremos instalaron en Irán una teocracia. La represión y la violación a los Derechos Humanos están rompiendo un pacto que el régimen iraní ha sostenido con un fuerte puño de hierro y que cree durará eternamente.
El germen represivo de Irán existe desde antes de la revolución islámica de 1979 iniciada por Jomeini y sus seguidores, ya que en los años del Sha Reza Palhevi, los monarcas con aceitados vínculos occidentales, también existió algo similar a lo que terminó con la vida de Mahsa décadas después: el cuerpo “Savak” era un grupo secreto que expandía el terror por las calles de Irán. A partir de la llegada de los islamistas, son innumerables la cantidad de denuncias de juicios sumarios y vejaciones, especialmente a las mujeres, que tuvieron lugar y que heredaron las prácticas de la Savak.
La nueva teocracia iniciada con el Ayatollah Jomeini impuso el velo obligatorio y fundió a la sociedad en una suerte de pacto que podía mantenerse solo por el puño de hierro del estado que comenzaría a destinar enorme cantidad de recursos económicos y humanos en garantizar la sostenibilidad del régimen. El verdadero nombre de estos cuerpos herederos de la Savak es “Gasht-e-Ershad” y cumple con la misión de patrullar las calles velando por el cumplimiento de las normas coránicas y castigar su incumplimiento…por eso Mahsa Amini murió cuando no resistió al proceso de reeducación al que fue sometida.
Moviéndose en unitarios sin identificación, infiltrados en distintos rincones de la sociedad y trabajando con informantes, estos cuerpos se constituyeron como la principal amenaza para el instinto de libertad que toda persona tiene dado que pueden detener a discreción e imponer multas y arrestos.
A su vez, estas brigadas forman parte del cuerpo Basij que fue creado en 1980 como cuerpo de seguridad del propio Ayatollah y que hoy se mantiene solo para el control de la disidencia cultural, étnica y política. A su vez, el cuerpo Basij está dentro de la Guardia Revolucionaria Islámica que es el corazón represivo del régimen. Con más de 225.000 efectivos, funciona de forma paralela al ejército oficial de Irán y responde exclusivamente a los Líderes Supremos.
De la Guardia Revoluciona se desprende también otra facción, hermanada con los Basij, y que son las fuerzas Al Quds que es un órgano de élite que ha trascendido las fronteras de Irán garantizando cumplir el principio constitucional impuesto en los años ochenta cuando asumieron que la revolución islámica tenía que exportarse a otros países. Para que todo el mundo comprenda los alcances de Al Quds: son quienes piloteaban la aeronave EMTRASUR-CARGO aterrizada en junio en Argentina y retenida por la justicia y los Estados Unidos.
Pero volviendo a Irán, el poder religioso también controla el poder nuclear y esta es una de las causas que más ha tensionado la economía iraní en los últimos años. Aunque Teherán lo rechace, el programa nuclear tiene como misión convertir al país en una potencia nuclear con armas propias y así expandir su influencia regional y tener a disposición más herramientas para accionar contra Israel que, según palabras de un expresidente iraní, debía ser borrado del mapa. La amenaza de la teocracia iraní por fuera de sus fronteras no es un exabrupto: ataques como los que realizaron en 1992 y 1994 en Buenos Aires y el apoyo a grupos antisemitas de todo el globo muestran la maquinaria operativa de terror en el exterior.
La ambición nuclear de Irán fue también el motivo de las sanciones que pesan sobre su economía desde hace años, pero endurecidas a partir del 2006 cuando la ONU, al verificar el enriquecimiento de uranio con fines bélicos, se sumó al boicot anunciado por los Estados Unidos a la exportación petrolera iraní y sus activos financieros. Esto fue el golpe de gracia para la economía de un país dependiente de su producción y exportación energética.
Los datos respaldan la afirmación de que la teocracia fue el peor camino para Irán: en 1979 el ingreso per cápita era de 10.200 dólares y hoy apenas llega a superar los 2.000 con un 80% de pobreza en el país y un gobierno que sigue sosteniendo a su maquinaria bélica interior y exterior destinando enormes cantidades de recursos: A medida que el PIB caía entre 2017 y 2021, el gasto militar aumentaba a cifras siderales llegando a ocupar casi el 12% del gasto público. Todo esto se complejiza, y mucho, al considerar que la población de Irán se expandió de 36 a 81 millones desde 1979 hasta el 2021: los comensales se multiplicaron y la torta se redujo mucho.
Las protestas son también la forma de expresar el rechazo a que, frente a tanta miseria, el gobierno siga mostrando orgulloso sus misiles cada vez más poderosos, sus buques de guerra y los drones exportados a Rusia para atacar Ucrania. Las movilizaciones comenzaron siendo lideradas por mujeres que comenzaron a gritar por su libertad y ahora se expandieron gracias al acompañamiento de los hombres, ancianos y estudiantes universitarios que están en las calles por los que reclaman hace cuatro décadas: democracia y libertad.
Más de cien muertos y miles de detenidos en el país reclaman a los países occidentales a estar alerta de que la revolución en Irán puede ser el comienzo de las protestas y el rechazo a un modo de vida que impone la guerra y el terror por sobre la paz y el progreso. De lo contrario, ¿quién responderá por las personas que serán ejecutadas una vez que las cámaras se apaguen y los micrófonos se silencien?
Sé el primero en comentar