Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°27 DARÍO RECIO
Nació en Hale, Partido de Bolívar, el 17 de octubre de 1966. Es Profesor en Historia y Artista Plástico. Dentro de la Historia Argentina, se ha interesado en la Historia prefundacional lugareña. Como artista plástico es autor de algunas ilustraciones didácticas del Museo Florentino Ameghino, donde colaboró desde el año 1988 hasta el 2004.
Dentro de la temática histórica prefundacional de la comarca, obtuvo el 2do Premio en el Salón de Poesía Ilustrada de la Cámara Comercial en 1990 con su obra (poesía y pintura) ?Las huellas de la frontera?.Los/as niños/as nacen en un contexto social especifico, de carácter histórico, que influye de modo significativo en
sus modos de observar y de actuar en el mundo, se apropian de concepciones, de las representaciones sociales construidas y las ponen en juego para interpretar situaciones de la vida social y para insertarse en ellas. Por todo ello es necesario la enseñanza de la historia local, ya que ellos suelen naturalizar el mundo social, consideran que no cambia, piensan que todos vivimos en un mundo igual al suyo y usualmente no conciben estructuras, clases sociales o instituciones. Sus ideas tienden a adoptar un tono moral, que divide entre vencedores-vencidos, lo que nos lleva a contar la historia desde otras perspectivas.
Desde la escuela podemos desplegar el pasaje de un pensamiento egocéntrico, personalista y moralizante a un pensamiento de mayor criticidad e intersubjetivo, lo que requiere de un proceso reflexivo. De este modo podemos ofrecer herramientas y recursos para profundizar un proceso que se inicia antes y fuera de la escuela, pero puedemúltiples problemas y desafíos que atraviesan la sociedad actual.
La enseñanza de la historia local no debe impulsar la presencia recurrente y cíclica de rituales patrióticos que atraviesan la cotidianeidad escolar. Hay que otorgarle sentido a los actos y celebraciones, ampliando así el tratamiento de los contenidos. Además, debe considerar otras áreas de conocimiento, incluyendo múltiples dimensiones y modalidades de abordaje durante todo el año para salir de la modalidad episódica; ya que cuanto más rico e interesante sea el abordaje que proponga el docente, más lejos lo llevarán los alumnos con sus reflexiones, superando las limitaciones del conocimiento inicial de cada uno.
Una batalla… múltiples miradas
La batalla acontecida el 8 de marzo de 1872 fue el resultado de un proceso que finalizó en la paradójicamente llamada Campaña de conquista del desierto?. Participaron diferentes batallones del Ejército Argentino y de los aborígenes.
Los aborígenes fueron parte de las dos fuerzas que se enfrentaban: por un lado, los hombres de Calfucurá que provenían de diferentes etnias (mapuches, ranqueles y pampas); por otro lado, los hombres de Ignacio Rivas, Juan Boerr, Nicolás Ocampo, Francisco Leiría y aborígenes al mando de Catriel, enemigo acérrimo de Calfucurá.
En la mañana del 8 de marzo de 1872 comenzó el combate, en el paraje Pichi Carhué, al norte de San Carlos. Las fuerzas del general Rivas combatieron a pie, y Calfucurá ordenó a sus aborígenes dejar los caballos para enfrentar a las fuerzas nacionales de igual a igual.
Calfucurá resistió sucesivas cargas de las fuerzas nacionales para dar tiempo a sus aborígenes a arrear el ganado saqueado hacia Salinas Grandes. Los constantes esfuerzos para cargar y contraatacar prolongaban la incertidumbre de la lucha. Para definir el combate, el general Rivas formó un fuerte bloque para quebrar la resistencia enemiga y, bajo su mando personal, ordenó una carga tan vigorosa y violenta, que rompió, y derrumbó la formación enemiga, logrando desarticularla. Los guerreros de Calfucurá se retiraron desordenados y divididos.
Según el general Rivas, ?la mortandad de los indios enemigos ha sido tan espantosa, que desde muchos años hasta ahora no se había visto una igual?.Hoy, la historia dice que no hubo tal masacre, que solamente Rondeau y Melín fueron degollados y que el resto de la tribu salvó sus vidas. Si bien hay diferentes visiones acerca de si fue o no derrota de Calfucurá, el mismo se marchó del lugar con los cautivos y el ganado robado, quedándose a los alrededores del río Salado de La Pampa.
Catalogar indoctrinadamente como ?buenos? o ?malos? a indios, blancos o negros, es ir contra la lógica ética.
Eventualmente serán buenos o malos los individuos y no los pueblos; por otra parte, las categorías de maldad o bondad deben medirse en el marco de las pautas que porta cada cultura.
En la Batalla de San Carlos se pueden ver entrecruzamientos culturales, donde el avance del territorio nacional se veía impedido por los indígenas. Sin embargo, en la actualidad se puede vislumbrar las prenociones que teníamos
sobre ambas culturas.
Para las versiones tradicionales de la historia sobre los pueblos indígenas, el ´´indio´´ era haragán y solo le preocupaba la guerra; en el caso de las mujeres, debían estar al servicio de su amo, que las trataba duramente y su rol se circunscribía al ámbito doméstico. Cuestionar esta concepción es importante para desanudar la historia.
Siede (2007), analizando el pensamiento de Sarmiento, sostiene que el aborigen fue conceptualizado como un sujeto irredimible?, por lo que debía ser borrado; y el espacio habitado por él fue ideado como un desierto no solo
territorial sino discursivo, por eso fue posible llenarlo de enunciados estatales que justificaran su destrucción. Así, la
escuela, investida de autoridad civilizadora, impuso un arbitrario cultural para fundar el Estado. Si la forma de
concebir el objeto para ser enseñado condiciona y determina el modo de enseñar, es imprescindible revisar la
historia escolar.
¿Y cómo era, en realidad, el desierto construido por la sociedad blanca? Era una configuración cultural constituida por un conjunto de comunidades en donde las integraciones y las mezclas eran la regla. También, había enfrentamientos entre tribus o fenómenos culturales como el cautiverio, que formaban parte de toda esa situación, pero no dejaban de pertenecer a formas organizativas que básicamente incluían al otro. Un complejo sistema de intercambios vinculaba las distintas unidades del mundo indígena y a este con la sociedad criolla.
Para construir la compleja realidad social de la época, es importante mostrar además cómo eran los fortines, la vida cotidiana y el aprovechamiento de los recursos naturales.
El fortín se representaba en los libros de textos como un oasis de miseria, precario, con tres o cuatro soldados debilitados, que vestían con harapos y comían lo que el campo podía brindar. Cualquier signo de torpeza o flojera era castigado cruelmente. Sin embargo, el soldado estuvo allí, masticando su rabia, poniendo su pecho, cada vez que fue llamado para darle frente al indio.El triunfo de los militares argentinos según la versión tradicional permitió extender la cantidad de superficie del
territorio nacional, consolidar un mercado nacional y definir la cuestión de soberanía y la nacionalidad. Sin embargo, la incorporación de los territorios indígenas al Estado Nacional a fines del siglo XIX significó el fin de la vida independiente de las comunidades más antiguas y su marginación económica-social, y la política estatal posterior condujo a la invisibilidad de esas poblaciones en la vida nacional y también del relato histórico.
Una posible actividad áulica: En la piel de los protagonistas
Hemos pensado una propuesta didáctica para estudiantes de primer ciclo, en la cual ellos tienen que representar ambos roles de la batalla de San Carlos. Por un lado, el bando comandado por el General Ignacio Rivas, y, por el otro, las tropas de las salinas grandes, comandadas por el Cacique Juan Calfucurá.
Los estudiantes se distribuirán en dos grupos, representando los anteriormente dichos y deberán encontrar con sus respectivos compañeros, la forma de llegar a un acuerdo entre ambas partes, sin desembocar en una batalla.
Lo que pretendemos con esta propuesta es que los niños/as encarnen un juego de roles y simulación que propicien la construcción de conceptos y procedimientos propios de las ciencias sociales. Al mismo tiempo desarrollan en los alumnos motivación, valores y actitudes propias de la interacción grupal.
Además, esta actividad, permite ?ponerse en el lugar de? en una actitud empática que le posibilita comprender mejor el proceso de estudiar y construir conceptualizaciones significativas dentro del modelo.
Dentro de los objetivos de estos juegos, destacamos principalmente que los alumnos puedan pensar la información, ordenar las ideas, comprenderlas y verificarlas, para apropiarse de ellas en forma significativa.
También, identificar y definir el conflicto, además de comprender el accionar de los protagonistas de la batalla.
Como último objetivo, esta actividad permite aceptar que, ante un mismo problema, los diversos actores sociales pueden asumir distintas posturas para resolverlo. De ahí la importancia de que los participantes respeten las opiniones divergentes.
Conclusión
Lamentablemente desde ya hace bastante tiempo se dejó de recordar la batalla de San Carlos, un hecho histórico que nos marcó en nuestros orígenes, y que representa el más importante del partido de Bolívar?.
Bibliografía
– Enseñanza de las Ciencias Sociales en el nivel primario: Eduardo Silver. Homo Sapiens Ediciones. 2015 -Las representaciones previas de los estudiantes de maestro de Ciencias Sociales, Geografía e Historia en Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales. Núm.4. Pagès Blanch, Joan. Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de los Andes. 1999
-La historia en los libros de texto de ayer y hoy para las escuelas primarias argentinas. En Didáctica de las Ciencias Sociales. Braslavsky, Cecilia. Paidós. 2013 – Enseñanza de las Ciencias Sociales. Finocchio Silvia. Troquel. 1997
– Después de las lanzas se construyó un pueblo: San Carlos de Bolívar. Oscar Cabreros .1991
– Geo historia de la pampa bonaerense: Proceso de territorialización de pueblos indígenas en la frontera interior. El enclave estratégico de Bolívar. Graciela Alicia Waks. Editorial Autores de Argentina. 2017.
-Revista del Centenario. Diario La Mañana. 1978.
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