Sueño y Aprendizaje: Contacto Estrecho. Salta

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“Los organismos que duermen difieren de aquellos que están despiertos en diversos hechos” (Kleitman, 1963).
El sueño es una necesidad vital para el desarrollo de todo ser hu-mano, ya que un organismo con sus ritmos biológicos regulados pue-de desarrollarse sanamente en lo afectivo, cognitivo, físico y social.
De esta manera, los ciclos de sueño influyen en procesos esen-ciales como lo son el aprendizaje, la atención, la consolidación de me-morias, los estados de ánimo, los cambios físicos y cognitivos.
Los seres humanos estamos regulados por el ciclo vigilia / sueño, el cual nos permite mantenernos en equilibrio y en consecuencia, sanos. Esta autorregulación la permiten los “Zeitgebers”, es decir la percepción de la luz y la oscuridad.
Nuestro reloj biológico, ubicado en el Núcleo Supraquiasmático permite que nuestro organismo sepa cuando llega el momento de descansar para dar lugar a los procesos internos y de recuperación que deben tener lugar durante el sueño.
En el ciclo del sueño se regulan las funciones cardiovasculares, respiratorias, endócrinas, regulación de temperatura corporal y el me-tabolismo energético. Jové (2006) plantea al sueño como un proceso evolutivo que se modifica con el paso de nuestros años, ya sea por nuestra edad y los cambios corporales, como también por los factores
culturales, ambientales y sociales que influyen en nuestra cotidiani-dad.
Evolutivamente, durante los primeros meses de vida el sueño de los niños pasa de ser polifásico a monofásico; este cambio se estable-ce completamente cuando empiezan la escolaridad. Conocer el desarrollo del sueño infantil nos permite actuar en consecuencia para evi-tar problemas y acompañarlos.
“Dormir es una necesidad tan básica para vivir como lo es el comer, beber o respirar” (Jové, 2006).
Cuando se alteran nuestros ciclos de sueño vemos las consecuencias al estar despiertos cuando sentimos fatiga, malestar general, disminución en el rendimiento físico y cognitivo, cambios de humor, etc.
El sueño infantil se va desarrollando y por lo tanto mantiene sus diferencias con el sueño adulto. Sin embargo es fundamental conocer para poder identificar posibles problemas o trastornos del sueño en los niños a medida que van creciendo.
Los mismos pueden vincularse a factores fisiológicos o ambientales como pueden ser la falta de alimentación que los mantiene des-piertos, frío, ruidos o ser trasladados de un lugar a otro para que los padres o tutores puedan cumplir con sus responsabilidades.
“El sueño y las necesidades del niño van de la mano, enlazados inseparablemente como eslabones de una misma cadena” (Jové, 2006).
Cuando hablamos de sueño adolescente nos referimos a ciclos de sueño que continúan modificándose a medida que el sujeto crece y se ve influenciado por distintos factores.
A diferencia del sueño infantil, los trastornos del sueño en los adolescentes son más fáciles de identificar porque ya se encuentran establecidas distintas etapas determinadas por la cantidad de años en escolaridad. En cambio, en los niños se puede considerar “normalque duerma en exceso o no descanse por factores ambientales.
En la adolescencia, el sujeto se enfrenta a nuevos desafíos cog-nitivos como la toma de decisiones más complejas, mayor dificultad en los contenidos escolares y nuevos vínculos sociales mientras que ocurren muchos otros cambios a nivel físico. “A medida que crecemos, los estímulos se vuelven más complejos y requieren del refinamiento de las señales en nuestro cerebro para que procesen la información de manera más rápida y así poder integrarla mejor” (Manes; Niro, 2014).
Estos cambios pueden demandar del adolescente mayor tiempo de vigilia y desencadenar en alteraciones en el ciclo vigilia / sueño. Es aquí donde radica la importancia de conocer y acompañar los cambios evolutivos por los que atraviesan.
Campos (2011) define el aprendizaje como un proceso que está relacionado con cambios que ocurren en un individuo a nivel neuronal, cognitivo y conductual, como resultado de las experiencias permitiendo su adaptación al entorno.
El aprendizaje también es un proceso evolutivo que junto al sue-ño (además de otras funciones esenciales en el organismo) permiten que el ser humano pueda alcanzar una vida plena adaptándose a su entorno.
La escuela surge en la vida de los sujetos como la principal reguladora y organizadora de lo social pero también de lo biológico al de-terminar los horarios que rigen el ciclo vigilia / sueño de sus estudian-tes para asistir a clases y cumplir con las actividades que se realizan en casa. No podemos hablar de sueño y aprendizaje sin mencionar el pa-pel fundamental de la memoria. La memoria nos permite “el proceso de codificación, almacenamiento y recuperación de la información” (Manes; Niro, 2014), por lo tanto cada vez que aprendemos ponemos en marcha nuestra memoria.
La memoria explícita entra en funcionamiento cuando necesita-mos recordar una experiencia pasada de manera consciente. Está conformada por la memoria episódica y la memoria semántica.

CRUZ ANTÚNEZ, BELÉN ITATÍ

. Bibliografía • Acosta, M. (2019) Sueño, Memoria Y Aprendizaje. Medicina Vol.79
29-32.

• Aguilar, Mendoza, L; Caballero, S. (2017) La importancia del sueño
en el aprendizaje. Av. psicol 25(2) agosto -setiembre.
• Jové, R. (2006) Dormir sin lágrimas. El Ateneo. Buenos Aires.

• Immordino – Yang, M (2016) Emociones, aprendizaje y el cerebro.
Aique Educación. Buenos Aires.
• Morgan, C. (1968) Psicóloga Fisiológica. Ediciones Castilla. Madrid

• Manes, F; Niro, M. (2014) Usar el Cerebro. Grupo Editorial Planeta.
Buenos Aires.
• Pearson, R (2020). Una forma diferente de aprender. Paidós. Buenos Aires .
• Pinel, J. (2007). Biopsicología. Pearson Educación. Madrid

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