
Continuación del post del día 11 de diciembre.
Personajes:
Padre: Raúl (Cacho) Garmendia. Empleado público de clase media, antiperonista.
Madre: Irene (Beba) Di Fiore. Ama de casa. Sin definiciones políticas muy firmes.
Hijo: Raulito Garmendia, estudiante de medicina, afiliado al Partido Comunista y por lo tanto antiperonista.
Hija: Mabel. Sin ocupación conocida. Enamorada de Juan Carlos.
Juan Carlos De la Rosa: Joven obrero y estudiante. De filiación peronista. Enamorado de Mabel.
Ramona: Sirvienta de los Garmendia, adolescente correntina. Sin filiación definida.
Relator: La escena transcurre en el comedor de la casa de los Garmendia, la familia está sentada a la mesa y escuchando tangos en la radio.
Escena 2.
Mabel: (se escucha alejada) Buenas tardes Juan Carlos, Ud. por aquí, qué sorpresa!
Juan Carlos: ¿Cómo está Mabel? Venía a ver si necesitan algo.
Mabel: Pase, pase.
(Pasos)
Mabel: (alegre) ¡Mamá, papá, vino Juan Carlos! ¿Se acuerdan de él?
Cacho: Seem… me acuerdo.
Beba: ¿Cómo le va Juan Carlos? Bienvenido.
Juan Carlos: Buenas tardes. Yo venía… esteee… a ver si necesitan algún arreglito.
Mabel: Juan Carlos está estudiando para maestro mayor de obras y en diciembre se recibe. ¿No es cierto?
Juan Carlos: Así es. Voy a la nocturna y el año que viene voy a empezar ingeniería en la Universidad Obrera.
Cacho: ¡Ja! ¡Universidad Obrera, por favor, un mamarracho! Vea, joven, yo, que fui a la Universidad…
Beba: (lo interrumpe) Pero nunca te recibiste, Cacho, dejalo hablar al chico.
Cacho: No me recibí porque mi viejo murió y tuve que salir a trabajar, Mabel, acordate.
Juan Carlos: Justamente, Sr. Garmendia, gracias al General Perón ahora los trabajadores podemos ir a la Universidad.
Mabel: Claro, ¿ves papá?
Cacho: Vos no te metas! Y Ud. no me venga a hablar de peronismo que a mí me obligaron a afiliarme y a a-por-tar todos los meses o si no me hechaban del trabajo, igual que a mi señora que era maestra en ese entonces.
Juan Carlos: Sí, don Garmendia, yo reconozco que no todo está perfecto, pero piense en todas las escuelas que hizo el Gral., gracias a eso la niñez y la juventud se está instruyendo.
Cacho: Si algo fuera perfecto no se habrían levantado las fuerzas armadas en Córdoba para derrocarlo al tirano ¿o no escuchó nada?
Juan Carlos:¿Cómo? No puede ser, el ejército de la patria apoya al gral. y al pueblo.
Cacho: El ejército apoya a la libertad, jovencito, y eso es lo que falta en este régimen despótico y tiránico.
Juan Carlos: La radio no dijo nada…
Cacho: Las radios que están amordazadas por la censura del régimen, querrá decir. A ver, Mabelita, poné radio Colonia de nuevo.
(Se escucha la radio)
- Cigarrillos cuarenta y tres, negros, sin filtro, con todo el sabor.
- Señora! Basta de esfuerzo! Llegó Puuuuloilllll! Para que brille toda su vajilla.
- Escuche esta noche a las 22 el Glostora Tango Club, con la presentación en nuestros estudios de Román Labardén, la voz varonil de Buenos Aires.
- ¿Se siente cansado? ¿Débil? Ferro Quina Bisleri, única con hierro y extracto de quina.
- Para ropa más blanca azul blanqueador.
- Gomina Brancato, única con tragacanto de Arabia.
- Hay más informaciones para este boletín. Buenos Aires, el gral. Aramburu se plegó a la revolución en contra del gobierno peronista. En estos momentos Campo de Mayo está sublevado. Es inminente la caída de Perón.
– Continuamos con nuestro radioteatro exclusivo “Madre y esclava”, la historia de una mujer desdichada,
Cacho: Apagala, Mabel. (se apaga la radio) ¿Y, joven, qué me cuenta, se enteró?
Juan Carlos: ¡No puede ser! El ejército es parte del pueblo. ¡Traidores al pueblo y a Perón! ¡Ya verán cuando el pueblo salga a la calle!
Beba: Juan Carlos, no te pongas así. ¿Cómo vas a salir ahora? Es peligroso.
Juan Carlos: ¡Tenemos que defender a Perón! El sindicato nos dará armas. Evita se las entregó antes de su paso a la inmortalidad.
Cacho: (por lo bajo) Y… no va a ser después…
Beba: ¡No, Juan Carlos, por favor, quédese, no vaya!
Juan Carlos: Debo ir, doña. Tenemos que ser agradecidos con el general. ¡Primero la patria, luego el movimiento y por último los hombres!
Mabel: ¡No, Juan Carlos, te amo! Quiero que te quedes conmigo!
Cacho: Mabel! ¿Qué decís?
Juan Carlos: ¡Sí don Garmendia, nos amamos y nada podrá separarnos!
Beba: ¡No, Juan Carlos! ¡Tú no puedes decir eso!
Juan Carlos: Sí, sépanlo, Perón y Mabel (en ese orden) son lo que más amo en la vida!
Cacho: ¡No, es imposible! ¡Mi presión! ¿Qué pasó con mi vermú?
Beba: ¡Viejo, basta, calmate! ¡Demetria! ¿y el vermouth?
Demetria: (desde lejos) ¡Uy, me había olvidado! ¡Ia va, señora!
Beba: Y tú Juan Carlos, no puedes amar a Mabel más que como un hermano.
Juan Carlos y Mabel: ¿por qué dices eso?
Mabel; Porque… Juan Carlos… es… ¡mi hijo!
Todos: ¡No! ¿Tu hijo?
Beba: Sí, mi hijo, nuestro hijo, Cacho, vos en el fondo lo sabés.
Cacho: ¿Cómo… él … cómo puede ser?
Mabel: Mamá, papá, ¿qué significa esto?
Juan Carlos: Don Garmendia, Sra. Beba, yo soy huérfano, fui abandonado en la parroquia a poco de nacer, eso me habían dicho mis padres adoptivos. Ellos murieron hace unos años. Recuerdo mi infancia en ese lóbrego orfanato.
Mabel: ¡Ay, mamá! Me voy a volver loca! Explícame por favor.
Cacho: Sí explícate, Beba, y de paso explícanos por qué abandonamos el vos para pasar al tú.
Beba: Ay, Cacho, estos son momentos en los que el tú se impone. Tú sabes que en nuestra juventud cometimos un error. Tu padre y yo estábamos de novios. Yo quedé embarazada y tu padre aún no tenía trabajo, decidimos tener el niño y abandonarlo en la parroquia con la esperanza de que alguien lo adoptara, como al fin sucedió.
Cacho: Pero… tú nunca me habías dicho que era él…
Beba: No me parecía lo mejor. Cuando supe que lo había adoptado una familia del barrio creí que sería más feliz si lo ignoraba todo y continuaba con su familia adoptiva.
Mabel: ¡Esto es horrible! Y tú madre… ocultarlo todo este tiempo…
Juan Carlos: Pero… ahora entiendo. ¿Era usted, Beba, la tía que me venía a visitar y me traía juguetes los fines de semana?
Beba: Sí, Juan Carlos, era yo. Es que en esa época éramos tan pobres… y luego cuando tuvimos trabajo y pudimos hacernos la casita, tú ya habías sido adoptado.
Mabel: Pero… mamá, mamá… entonces Juan Carlos, a quien tanto quiero es… ¡mi hermano!
Beba: Sí, pero no pienses que has perdido un novio sino que has ganado un hermano.
Raulito: Y yo ahora tengo un hermano varón! ¡Y representante de la clase obrera, motor de la revolución marxista leninista!
Juan Carlos: Y peronista, hermanito.
Raulito: ¡Por fin, un verdadero obrero en esta familia de pequeños burgueses!
Cacho: Bueno… tengo un hijo peronista, pero hijo al fin. El domingo iremos a pescar a Punta Lara, ¿te parece, Juan Carlos?
Juan Carlos: ¡Qué bueno, me encanta pescar! Y nunca fui a Punta Lara. ¿Me llevarás en el auto, papá?
Cacho: Por supuesto, en el Buick, ya verás, ¡levanta como noventa kilómetros por hora!
Beba: Cacho, no empecés con tus locuras. El domingo te amasaré tallarines, Juan Carlos, luego podrán ir a Punta Lara.
Mabel: ¡Qué bueno! Yo podré usar la malla que me compré!
Cacho: Nada de malla, señorita, compórtese.
Juan Carlos: Es verdad, Mabel, ahora que sé que soy tu hermano no voy a permitir que cualquiera te ande mirando.
Mabel: ¡Ufa, justo lo que necesitaba! ¡Cómo si no fuera suficiente con un hermano, ahora tengo dos! ¿Y cuando voy a conseguir novio, eh?
Beba: Pero, chiquita aún sos joven, ya conseguirás.
Raulito: Ayer me preguntó por vos un compañero de la facultad, el hijo del doctor Larramendi, el dueño de la clínica.
Mabel: ¿Y qué le dijiste?
Raulito: Que eras una tilinga sin cerebro, por supuesto y que te la pasabas leyendo fotonovelas bobas, pero parece que no le importó.
Cacho: ¡Vaya que te has consolado rápido de la pérdida, hijita!
Mabel: ¡Ay papá, por favor!
Todos: (ríen).
Beba: Bueno, lo importante es que estamos juntos otra vez, nada podrá separarnos, ni siquiera la política, verdad?
Cacho: Ni la política ni nada. Si es necesario me afiliaré al partido peronista.
Mabel: Pero papá, si dijiste que ya estabas afiliado.
Cacho: Es verdad. Además no sabemos que va a pasar con este golpe de Estado. Quizá este presidente tenga que irse.
Raulito:¿Cómo? Ya no es “gloriosas fuerzas armadas” sino “golpe de Estado” y en lugar de “tirano” es “señor presidente”.
Beba: Bueno, basta, Raulito. Lo importante es que estamos juntos para siempre y espero que los argentinos recapaciten y puedan vivir en paz a partir de ahora.
Cacho: ¡Y para siempre!
Beba: ¡Eso, para siempre! Estoy segura que este país comprenderá y jamás nos dejaremos separar por la política.
Todos: ¡Siempre unidos!
Juan Carlos: ¡Como hermanos!
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