Presencialidad tan necesaria

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En estos días mucho se ha hablado ( y discutido ) sobre el regreso a la presencialidad en las escuelas.

Antes de seguir, debo recordar a quien lee que regreso a la presencialidad no es decir regreso a clases.

Clases hubo durante el 2020, y nadie puede hacerse el distraído, que hubieron y se sostuvieron gracias a los docentes. Para el que no sabe, los docentes usaron sus celulares, notebook, PC de escritorio, Tablet…pagaron sus conexiones a Internet…buscaron herramientas para llevar a cabo la virtualidad con sus propios recursos…incluso pagando capacitaciones para poder adecuarse a ese nuevo escenario: la virtualidad.

Y cuando todo eso fue poco, buscaron otros medios para sostener el vínculo: mail, WhatsApp, Meet, Zoom…imprimieron en papel cuadernillos elaborados por el

gobierno o elaboraron los propios y se los acercaban a los domicilios, con los cuidados del caso, para poder llegar a ellos.

A marzo 2020, según el CIPPEC, cuando se suspendieron las clases presenciales, había 10.381.433 estudiantes en el sistema educativo, de los cuales 16,6% en el nivel inicial, 43,9% en la primaria y 39,5% en la secundaria.

En tanto, 53% de los alumnos era pobre, un 5,8% de los menores de 18 años vivía en hogares hacinados y 56,1% de los hogares tenía internet fijo.

Por otro lado, la posesión de Internet en la vivienda para los niños de escuelas primarias de estratos socio económicos más bajos llegaba al 37,46% frente a un 99,49% en los niveles económicos más altos.

En secundaria, ese porcentaje se traducía en 54,5% para niveles económicos bajos y 97,8% para los más altos, de acuerdo a datos de los Operativos Aprender 2017 y 2018.

En relación a la posesión de una computadora en el hogar, 28,93% de alumnos de primaria de niveles bajos disponía del equipo frente a 99,33% en los niveles altos. En secundaria, esa diferencia era de 54,8% para niveles bajos y 99,03% para altos.

Pocas fueron las instituciones educativas que contaban con conectividad y, a pesar del esfuerzo de los docentes, muchos estudiantes abandonaron la escuela.

Ese abandono se tradujo en desigualdad.

Obviamente todo aquel alumno, alumna que no estuvo en la escuela perdió y no sólo perdió saberes, sino oportunidades. Perdió un espacio que es importante y que va más allá de la enseñanza y el aprendizaje. Perdió su espacio, su lugar.

Perdió ese momento en el que es él con los otros. Por lo tanto, recuperar la presencialidad en la Educación no solo era necesaria, sino imprescindible, esencial. No voy a ahondar en lo que han dicho los profesionales de la salud acerca de lo traumático que ha sido para niños dejar de ir a la escuela, pero si voy a decir que para los jóvenes, adultos y adultos mayores no concurrir a las instituciones educativas, ha sido, en muchos casos, desalentador, desmotivante, y hasta perjudicial, incidiendo en su salud.

Los que hemos transitado esas aulas y aún hoy trabajamos con ellos , sabemos de la importancia de las relaciones vinculares. Al perder la presencialidad, se vieron debilitadas .

Quien ha trabajado con ellos sabe, y lo he vivido, qué significativo es el cara a cara. A riesgo de caer en una verdad retórica, no me resigno a pensar que otra vez, van a quedarse sin esto.

No se podrá tomar el mate, que tanto une. No se podrá besar y abrazar, que tanto dice. Pero al menos, con protocolos seguros, se podría estar cerca, cuando haga falta, con la palabra de aliento que empuja a seguir adelante.

La virtualidad llegó para quedarse, pero recuperar la presencialidad es necesario.

Un formato híbrido, bimodal, que combine ambos formatos, podría ser pensado. Las políticas públicas deberán hacerlo, porque hace falta más que el esfuerzo de los docentes , hace falta inversión y previsibilidad o al revés.

No caben dudas que sin Educación no se puede pensar un país en serio.

Entonces , es hora de que alguien piense por los que no tienen voces, esos que hemos perdido desde la virtualidad, esos que buscan en la escuela el lugar para ser ellos mismos y, tal vez, el que les devuelve la confianza en que puede cambiar su realidad…ahí donde la presencialidad es necesaria.

Esta nota de opinión fue escrita por la Licenciada en Educación Marcela Abete Diplomada en Políticas Públicas con enfoque de Derechos. Ex Inspectora  de Enseñanza en la Dirección de Educación de Adultos y FP Maestra Normal Superior. Profesora Especializada en Educación de Jóvenes y Adultos. Postitulo de actualización académica para docentes de 1ro y 2do ciclos EGBAdultos, Bibliotecaria Escolar / Archivista. Capacitadora, Asesora educativa, Coordinadora académica y profesora en Nivel Superior .Coordinadora pedagógica regional Educación a distancia

 

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