
Estoy intentando aprender a leer sin hacerlo, a encontrar la marcha de las mágicas palabras sin que se deslicen por el papel, a leer los momentos: a leer los piecitos que chapotean en los charcos, a leer entre las miradas que se cruzan, y a leerme.
A leer un mundo de tesoros escondidos, entre ellos encontré el mundo de Santi, en un riquísimo relato pincelado por su mamá:
“Qué gran verdad es que nuestros hijos día a día nos siguen regalando la posibilidad de tener viva nuestra capacidad de asombro, y la esperanza de que siempre estamos en camino.
Santi es un pequeño de diez años, con ojitos abiertos al mundo que lo rodea, con mirada profunda y atenta, pero que aún no logra leer, pese a ser un gran lector de la/su realidad.
Nos sentamos con Santi a hacer sus deberes:
Era un verdadero placer, ir percibiendo sus procesos de autocorrección, su animarse a preguntar, y el experimentar lo que recién había aprendido, sus ganas….
Terminó TODOS los deberes, y me propuso leer un libro!
Me impactó y emocionó su propuesta, ya que Santi es un niño que no lee papeles, letras, ni libros.
Puso sobre la mesa Toy Story 3. Lo comenzó a leer y mis intervenciones eran muy esporádicas, lo que sí iba haciendo era seguir con mi dedo la lectura, acompañar alguna palabra que le resultara compleja a la hora de leerla y en alguna oportunidad ir testeando la comprensión: esto último de un modo muy sutil para no desmotivarlo, ya que su motivación era GIGANTE!!
Cuando terminamos, le di un abrazo. De esos abrazos que damos las mamás: cargados, intensos, que no tienen ni principio, ni final…..lo felicité. Santi desbordaba, se desbordaba por su logro.
Se puso a correr por toda la casa, tal cual un jugador de fútbol cuando convierte el gol que posibilita la clasificación de su equipo. El recuperó la alegría en relación a las letras que viajan por el papel, encontrando la armonía de ellas, ensamblándolas en palabras…
A partir de hoy Toy Story 3, ha dejado de ser un simple libro, ha dejado de ser un libro de la biblioteca. A partir de hoy es de los que guardaré en mi corazón!!! , y seguro que Santi ya lo guardó en el suyo
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