A un mes de culminar el año escolar 2023-2024 en Venezuela, por las elecciones apresuradas que se darán a cabo el 28 de julio, sumándosele un año más de espera en la discusión del nuevo contrato colectivo único y unitario, vencido desde el 2020, dónde, conscientes de que en la Ley Orgánica del Trabajador y Trabajadores establece en su artículo N°103 que: ”Se considerará despido indirecto: a) La exigencia que haga el patrono al trabajador de que realice un trabajo de índole manifiestamente distinta de la de aquel a que está obligado por el contrato o por la Ley…b) La reducción del salario; c) El traslado del trabajador a un puesto inferior; d) El cambio arbitrario del horario de trabajo; y e) Otros hechos semejantes que alteren las condiciones existentes de trabajo.” Y sabiendo que, ya hace mucho tiempo se vienen cercenando los derechos docentes y humanos hacia una mejor calidad de vida tanto para sí como para su familia, se concibe el silencio y la indiferencia de la sociedad civil y hasta de algunos colegas que se hacen de las vista gorda en temor a las represalias personales y hasta de chantajes con beneficios inexistentes que ponen en declive la condición humana y que siguen sin prestarle el debido apoyo a los docentes que hoy día luchan por formar un futuro mejor en estas tempestades que le han tocado vivir por el tiempo histórico y que se ha desmejorado desde hace unos 6 años atrás en Venezuela.
Atrás quedaron las situaciones fuertes e incómodas que muchos colegas aún manifiestan en sus vidas y que el Estado no se atreve a mostrar como realidades porque la justifican como parte de un “complot”, “noticias falsas” y hasta inclusive “traición a la patria” y quién sabe qué otra cosa, por el simple hecho de levantar sus voces y realizar el debido reclamo ante los entes competentes “sordos” y “ciego” que no mueve un dedo, ejemplo de estos hechos reales y que suceden a diario se da a través de la falta de sueldo acorde a la canasta alimentaria que sirva para cubrir las necesidades básicas (no solamente de los docentes sino de todos los empleados públicos del país),ya que el sueldo mínimo sigue en Bs130,00 equivalente a $3,55 mensuales, a pesar de que realizaron un anuncio de aumento de bonos, estos no representan incidencia alguna en los ingresos de los trabajadores y tampoco en la jubilación como ya se ha observado en la actualidad. Por el sueldo inexistente muchos de los trabajadores del gremio docente no pueden
comprar medicamentos, hacer tres comidas al día, resolver problemáticas relacionadas con vivienda ni mucho menos disfrutar del ocio como lo establecen los derechos fundamentales en cualquier nación.
Pero no solamente los trabajadores en Venezuela reclaman por el sueldo (en el caso del gremio educativo) sino también por las políticas erróneas que dañan la vocación docente y que hacen crear un bucle de descontento y desconocimiento en la ciudadanía, hechos que a priori cercenan la educación y por ende el futuro del país: la preparación, actualización y profesionalización de la educación docente es importante, pero, hoy en día un maestro no puede realizar estudios de cuarto nivel puesto que no le alcanza el sueldo que tiene para ello y debe sobrevivir a como dé lugar y decidir “comer él, su familia o prepararse” y por lo general prefiere la segunda opción.
Las preguntas aquí se hacen pertinentes: ¿Qué sucede con la sociedad civil? ¿Solo les interesa que los docentes y el personal educativo estén en las aulas “sin derechos humanos” atendiendo a los estudiantes, por hora, muchos de ellos sin haber comido, enfermos y hasta sin pasajes o zapatos adecuados? porque es fundamental y primordial el derecho superior del niño en la educación ¿Y el derecho a la vida, la alimentación, las condiciones adecuadas, un sueldo mayor a la canasta básica, no existen para los docentes? Este año escolar terminará, sin pena pero con gloria ajena de ya tener a la mano las cifras de los “Bachilleres Egresados” del país, sin tener el resultado oficial puesto que le interesa más la CANTIDAD Y NO LA CALIDAD, sigue el gremio docente sin ningún tipo de remuneración, pagos, beneficios ni mucho menos acceso a la salud y en algunos casos hasta a su propia educación de post grado por falta de ingresos para pagarlos, si se vive el día a día hasta de la caridad de desconocidos pues ni para comer alcanza y, sin embargo, la sociedad civil, mira hacia otro lado ¿Continuaremos en resiliencia los docentes que seguimos en aula por vocación? Esperemos se comience a dar el cambio a partir del 28 de julio de este 2024.
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