La dictadura alemana: El ascenso de Hitler

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El 30 de Enero de 1933 llegaría al poder el NSDAP (Partido Nacional-Socialista de los Trabajadores Alemanes), con Adolf Hitler al frente. El uso de la propaganda, el antisemitismo y el carácter paramilitar del partido serían tres de sus cualidades más reseñables. Su nacionalismo se verá impregnado de unos tintes místicos, raciales y biológicos. Debemos tener en cuenta que muchas dictaduras crearon muchos problemas, pero a la vez otras muchas soluciones. Por ejemplo, Vargas establecería en Brasil los principios básicos de un Estado moderno; Salazar sería, en gran medida, el responsable de la industrialización de Portugal (No obstante, dejaría a su país con el gran problema colonial)… Lo cierto es que el cambio político fue innegable. En cualquier caso, la dictadura nazi de Alemania contaba con unos matices diferentes, algo que le daría un carácter realmente complicado. Su pangermanismo biológico, su utopía casi infantil con delirios de dominación mundial, su antisemitismo exacerbado, sus teorías raciales… Todas ellas resumidas en el libro escrito en prisión por Hitles, el Mein Kampf.

Alemania salió, como bien se sabe, muy mal parada de la Gran Guerra. La consideración de que este país fue el responsable de la guerra y las deudas impagables establecidas por el Tratado de Versalles generaron la idea de “nación humillada” tan propia de los “fascismos”. Por otro lado, la democracia presente en Alemania, la República de Weimar (1919-1933) era considerablemente débil.

El NSDAP se crearía a partir de un grupo anterior, el Partido Alemán de los Trabajadores, de Anton Drexler. En 1923 contaba con 55,287 afiliados. Contaba, además, con fuerzas propias paramilitares uniformadas (las SA), con un periódico propio, El observador del pueblo, un simbolismo bien conocido…

La idea en 1924-1928 de que la economía alemana se podría estabilizar, fruto de un leve crecimiento económico, no acabaría con el crecimiento constante de este partido, a pesar de que su gran impulso se vería con el Crack del 29. El contagio de la crisis americana y el cese de determinadas ayudas agravaría considerablemente la situación, impulsando de una forma tremenda al NSDAP. De hecho, el partido sobreviviría al ya conocido putsch de la cervecería de 1923, que terminaría con Hitler en la cárcel, donde escribiría su afamado libro. Que no acabara con el partido político no significaría que experimentara un descenso de intención de voto importante; Pasaría, el las elecciones de Mayo, del 6,6% de los votos al 3% en Diciembre del mismo año, y al 2,5% en las elecciones de Mayo del año siguiente.

La debilidad de la República de Weimar unido a la crisis de 1929 llevarían a Hitler a experimentar su mayor crecimiento político. Su oratoria fue capaz de exacerbar los sentimientos de muchos ciudadanos alemanes, llevándoles a verle como una alternativa posible para la débil República. El Crack llevó a la ruptura de la coalición entre socialistas y populares que la mantenía. Consecuencia de esto y en oposición al plan de pago de la deuda alemana, conocido como el Plan Young, elaborado por el norteamericano Owes. D. Young, tendría lugar un pacto entre el NSDAP y la derecha nacionalista alemana de Alfred Hugenberg, conocido como el pacto de Harzburg. El resultado en las elecciones de 1930 dejaron clara una acusada bipolarización social. El aumento de los nazis y los comunistas fue realmente importante. Los nazis ganaron seis millones de votos, pasaron del 2,6% al 18,3%, de 13 a 107 diputados. Los comunistas (el KPD) pasaron de 54 a 77 diputados. El centro y la derecha se pasaron, por la crisis, a los nazis, lo mismo, pero menos acusado, con la izquierda.

En 1932 existían 6,000,000 de parados, los bancos, ante la inestabilidad económica, cerraron más de un mes de verano en 1931. La política del gobierno vigente de Brüning fue deflacionista (recortes de gasto público y mayores impuestos) y a pesar de su necesidad, impopular. El malestar social fue utilizado por los nazis para ofrecer una alternativa. En las elecciones de abril de 1932 el NSDAP obtuvo 13,000,000 de votos, aunque Hindenburg fue reelegido, pues obtuvo 19,000,000 de votos. El candidato comunista, Ernst Thaelmann, obtuvo alrededor de 3,000,000. Ya en las nuevas elecciones de Julio del mismo año, el NSDAP era el primer partido. Hitler representaba una imagen “revolucionaria”, en el sentido de un cambio radical con respecto a la política de la oxidada República de Weimar. No obstante, el NSDAP no habría logrado llegar al gobierno sin la ayuda de la derecha alemana, pues su alianza con Hugenberg daría respetabilidad y credibilidad a la ideología nacional-socialista.

Hindenburg cesó Brüning y encargó formar gobierno a un personaje ligado a la alta aristocracia alemana, Franz Von Papen, que se propuso controlar a los nazis. Este no tardaría en ser cesado para poner al mando del gobierno a Kurt Von Schleicher, quien pretendió una alianza con los socialistas y los católicos para detener el avance nazi y comunista. Este vaivén de responsables del gobierno terminaría con el nombramiento de Hitler como canciller en 1933. De hecho, recibiría apoyo de grandes millonarios como Fritz Thyssen, Emil Kirdorf o Friedrich Flick. Realmente, estos magnates, por mucho que apoyaran económicamente su causa, no tuvieron ninguna relevancia a la hora de la toma de decisiones. La división de la izquierda, y el exagerado extremismo de los comunistas, bajo el partido de la KPD, facilitaría, también, el ascenso del nacional-socialismo. La KPD llegó a calificar a los socialistas de “social-fascistas”, terminando por considerarlos su verdadero enemigo en vez de a los nazis. En las últimas elecciones, antes de la llegada de Hitler al poder, en noviembre de 1932, los socialistas obtuvieron unos 7,248,000 de votos, y los comunistas 5,980,200. Juntos sumaban más votos que los nazis, pero los comunistas se negaron a formar coalición.

El nuevo gobierno con Hitler como canciller sólo incluía otros dos nazis, Goering y Frick. Más adelante, presionaría a Hindemburg a autorizar la disolución del parlamento y convocar nuevas elecciones. Las fuerzas paramilitares del NSDAP, las SA, se encargarían de generar un clima de represión y violencia en la víspera de las elecciones del 5 de Marzo de 1933. El 27 de febrero ocurriría el famoso incendio del Reichtag, el cual fue atribuido por Hitler a los comunistas, gesto que culminaría con la ilegalización del KPD. La conversión del canciller en dictador se dio en el parlamento, tras las elecciones consiguió un 44% de los votos, y las cámaras aprobaron, con la sola oposición de los socialistas, la entrega de plenos poderes a Hitler. Esta se conoce como la Ley de Plenos Poderes.

Su siguiente paso sería nombrar una serie de delegados del gobierno, conocidos como Statthalter en los diferentes estados. Más adelante disolvería los parlamentos regionales y el propio Reichtag. Disolvió el 10 de Mayo el partido de los socialistas (el SPD) y mandó varios dirigentes, tanto socialistas como comunistas, a campos de concentración. Su “depuración” de dirigentes opuestos a él no terminaría aquí. La noche del 29 de Junio usó a las SS de Himmler para ejecutar una serie de dirigentes, como Ernst Roehm, Gregor Strasser, el exjefe de gobierno Schleicher y a su esposa, Klausener, líder católico… Finalmente declaró todos los partidos restantes ilegales, dejando al NSDAP como el partido único. El 19 de Agosto de 1934 asumió la presidencia, tras la muerte de Hindenburg, convirtióndose así en el führer.

La cultura, la policía, la propaganda, la educación… serían los instrumentos que adoptarían los nazis como método de control social. El profesor Juan Pabo Fusi define la dictadura alemana como un “verdadero régimen del terror policial”.

Comenzó la construcción de campos de concentración por todo el país, el primero sería construido el 20 de Marzo de 1933 (antes de la llegada de Hitler al poder).

Himmler fue nombrado jefe de su guarda personal en 1929, quien en 1934 heredó el control de la policía secreta, la Gestapo (vista como una subdivisión de las SS). En 1936 ya contaba con el control de todas las fuerzas policiales (Policía de Seguridad, Policía Criminal, SS, Gestapo y la Policía Política). Así pues, sería la figura de Himmler la representación de la represión policial y del dicho estado del terror. En 1939 existían 37,000 presos políticos.

El control y manipulación de las masas, unido al adoctrinamiento, sería otro pilar sobre el que se fundamentaría el Estado nazi. Ya antes de la llegada del ministro de Ilustración y Propaganda, Joseph Goebbels, los nazis usaron con notable éxito los mítines de masas. Prensa, Radio y cualquier manifestación relacionada con la cultura fue tomada por este ministerio. Las bibliotecas fueron “depuradas”, surgió un arte nuevo, nacional-socialista, que exaltaba el clasicismo grecorromano. Se produjeron documentales y películas de ficción exaltando el pasado alemán y el régimen de Hitler, se realizaron eventos al aire libre, en grandes estadios, con un uso novedoso de las luces y los efectos, dando una impresión moderna y espectacular. Uno de los ejemplos más claros fue la fiesta anual del partido, en la que numerosos integrantes de las SA y las SS desfilaban con gran coordinación, este espectáculo reunía a más de cien mil personas. Además, Goebbels haría de los JJOO de Berlín de 1936 una verdadera exaltación de la raza aria

El antisemitismo comenzó a notarse de manera importante. Intelectuales, científicos, profesores, artistas… judíos tuvieron que exiliarse. Muchos de ellos perdieron su puesto de trabajo, se le prohibió a la mujer trabajar en empresas llevadas por judíos, más adelante, se les obligaría a todos los varones a ponerse de segundo nombre Israel y a todas las mujeres Sara; en un principio pudieron permanecer en sus puestos de trabajo aquellos que tuvieran la “cruz de Hierro” al mérito militar, pero esta medida no duró demasiado; Se estableció un sistema que permitía diferenciar quién era judío, quién ario y quién ario en función de los abuelos (Si 3 de los 4 eran arios, se consideraba al heredero ario, en caso de tener 2 arios sería mestizo y menos de 1 era considerado judío); Los judíos casados con mujeres alemanas arias pudieron mantenerse en sus posiciones laborales y sociales, pero dichas mujeres recibían una importante presión social para que se divorciaran. He mencionado unas pocas de todas las medidas que se tomaron contra este colectivo. Todas las leyes racistas se establecieron en las “leyes de Nurenberg” de 1935. Ante su aplicación quedaron sin nacionalidad alemana unos 600,000. La noche del 7 de Noviembre de 1938 se quemaron sinagogas, comercios y todo tipo de propiedades judías, además de asesinar a 91 personas. Este proceso culminaría con el genocidio de unas 6,000,000 de personas.

En el campo de la educación se “reorganizó” expulsado gran cantidad de profesores y estableciendo a aquellos más afines al régimen, que pudieran adoctrinar a las nuevas generaciones. En 1936 se hizo obligatorio el ingreso en las Juventudes Hitlerianas a todos los alumnos. El sistema judicial quedó sometido a la policía. Sometieron a la Iglesia al poder del Estado, los nazis eran paganos; Aquellos que se negaron fueron víctimas de duras represiones. Más adelante firmarían un Concordato con la Santa Sede (el 20 de Julio de 1933) que les haría ser algo más tolerantes con la Iglesia. Los nazis perseguían la idea de una “religión nacional”, no universal, razón por la cual no respetaron el Concordato, gesto que se vio reflejado en la condena del nacional-socialismo realizada por el Papa Pío XI en 1937.

Se crearon sindicatos oficiales, el Frente de los Trabajadores Alemanes, se prohibió el derecho a huelga.

Finalmente, en cuanto al ejército, nada más llegar al poder, Hitler obligó a todos los militares a jurar lealtad a su persona, destituyó al ministro de Guerra, el mariscal Von Blomberg, y al jefe del ejército, Beck, asumiendo sus competencias.

Bibliografía:

– Fusi. J. P. “La Patria Lejana. El nacionalismo en el siglo XX”.

– Kedouri. E. “Nacionalismo”.

– Smith. A. “Nacionalismo”.

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Acerca de Javier de Benito 18 Articles
Estudiante de Historia de la Universidad Autónoma de Madrid. Director de intrahistoria.com. Títulaciones en nacionalismo catalán y judaísmo por la Universidad Complutense de Madrid; Mención de honor en Nación y nacionalismos de la Europa contemporánea.

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