El siguiente texto es una opinión del Diputado Oscar Romero que nos envió a la revista.
En tiempos donde la palabra “competitividad” está ligada intencionalmente a la flexibilización de las leyes laborales y al aplanamiento del salario de los trabajadores, es saludable asociar “competitividad” con educación y capacitación. Incluso en un inmejorable momento donde se dan debates acerca de la tecnología vs el empleo, o el avance de la robótica en líneas de producción de diversas industrias manufactureras. Una mirada superficial y únicamente económica podría asegurar que no hay alternativas más viables que el recorte de trabajadores, el ajuste de salarios y la flexibilización en las leyes laborales. Sin embargo, y aún cuando este tipo de debates están en constante desarrollo por la vertiginosidad del avance tecnológico, los abruptos cambios de la economía y la implementación de políticas, es la capacitación de los trabajadores la alternativa para enfrentar este escenario. Desde las Escuelas Técnicas, pasando por Universidades y terminando con el compromiso de Empresas y Gremios en la capacitación permanente.
Desde hace años muchos gremios vienen desarrollando políticas de capacitación para satisfacer las demandas de formación de los trabajadores. Con una metodología y con un programa tan flexible como la celeridad que imprimen los cambios tecnológicos. Y no han sido decisiones demagógicas. Han sido políticas gremiales pensadas y elaboradas no sólo por los dirigentes sindicales, sino también por asesores externos. Una sana medida que culminó con la conformación de Centros de Formación, que cubren todo el territorio nacional, aceptando así, el Movimiento Obrero Organizado, no sólo las responsabilidades que debe asumir en defensa del trabajador, sino apostando a la Industria Nacional desde un lugar innovador.
Sabemos que el punto de partida, desde lo pedagógico, es identificar las necesidades formativas de los trabajadores para diseñar e Impartir cursos referidos a los distintos roles. Pero hay una obligación ética como dirigente sindical, que excede lo pedagógico y que tiene que ver con un compromiso de cercanía con cada uno de los compañeros. Orientarlos en estos procesos de transformaciones veloces y conflictivas. Ayudarlos a que construyan una actitud receptiva para encarar tiempos desafiantes con el viento en la espalda. Eso también es docencia, pero por encima de todo es uno de los códigos medulares de quienes representamos trabajadores. Ser solidarios y compañeros.
Nadie dice que es una tarea sencilla afrontar estos nuevos retos. Lleva tiempo, trabajo, inversión y mucha perseverancia. En el medio, una economía mundial complicada y una coyuntura muy particular para el conjunto de la Industria Argentina. Pero está claro que es indispensable para avanzar.
Cierta vez leí un ensayo sobre tecnología y trabajo donde descubrí al filósofo y escritor Elbert Green Hubbard. Un pensador adelantado a los tiempos que vendrían. En 1890 escribió una frase que la llevo siempre conmigo: “Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres ordinarios. Ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario”.
Gracias Diputado.
Perfil del Diputado Oscar Romero
Nació en Junín. Diputado Nacional, Presidente del Bloque Justicialista, integrante del Secretariado Nacional de SMATA.
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