Investigadores e investigadoras del CONICET La Plata y la UNLP elaboraron dos informes con los principales aspectos del acceso y apropiación de dispositivos de comunicación relevados en una encuesta nacional.
A esta altura es un hecho que la virtualidad llegó para quedarse y, si bien es cierto que su aporte ha sido grande a la hora de acortar distancias y evitar la interrupción de procesos de trabajo y aprendizaje, también es innegable que en muchos ámbitos y por distintas circunstancias la adaptación a los nuevos formatos trajo aparejados diversos cambios. Es así que resulta esencial identificar cada uno de esos desafíos para sistematizarlos y generar respuestas y soluciones adecuadas que permitan aprovechar al máximo las ventajas de la comunicación a distancia. En este sentido, días atrás un equipo de científicos y científicas del CONICET La Plata dio a conocer dos informes elaborados a partir de la Encuesta Nacional de Tecnologías de la Información, la Comunicación y las Desigualdades Educativas y Laborales promovidas por el COVID 19 (ENTICS COVID 19) que ahondan precisamente en los aspectos mencionados.
Los documentos difundidos reúnen los principales resultados de un sondeo nacional sobre usos y valoraciones de la continuidad pedagógica, el teletrabajo y las tecnologías digitales durante la pandemia llevado adelante en los meses de abril y mayo de este año sobre 2985 casos, que contó con financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) en el marco del “Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19” y del Centro Latam Digital (CLD) con sede en México. A su vez, los y las especialistas también tomaron en cuenta e incluyeron en sus análisis información extraída de distintas bases de datos previas a la pandemia, como la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) o relevamientos de universidades y otros organismos.
“De acuerdo a los datos relevados acerca de los cambios y continuidades en la apropiación de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para la educación durante la crisis sanitaria por COVID 19, inicialmente observamos que en el contexto regional la Argentina exhibe unos niveles relativamente altos de conectividad, con el 82,9 por ciento de los hogares con acceso al Internet y un 79,9 por ciento de la población de 4 años y más que hace uso de la herramienta”, relata Sebastián Benítez Larghi, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS, CONICET-UNLP) y director del proyecto. “Sin embargo –continúa–, existen significativas asimetrías no solo entre regiones, con la mayor concentración en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y la menor en el norte argentino y Cuyo, sino también al interior de cada una”.
Un punto importante que se destaca en los resultados es el alto nivel de acuerdo con la medida de suspensión de clases presenciales –decretada en marzo de 2020 y sostenida durante todo ese ciclo lectivo y parte del de 2021–, ya que alcanza a dos tercios de las personas encuestadas y atraviesa a los diferentes sectores sociales y regiones geográficas del país. “Si bien la aceptación baja un poco entre quienes tienen menos acceso a la tecnología, no lo hace en la mismo proporción que esa falta de acceso a la tecnología”, señala el investigador. En este sentido, el análisis también enfatiza la alta proporción de personas que cree que el uso de las TICS se extendería incluso con el regreso a la modalidad presencial, lo que indicaría cierta expectativa de cambios respecto a la prepandemia en referencia a lo educativo en general y a lo escolar en particular, “un aspecto interesante para continuar indagando en cómo se piensa que debería ser la pospandemia”, subraya el experto.
Otro de los puntos que se destacan tiene que ver con el desarrollo de habilidades digitales para utilizar plataformas sincrónicas, aulas virtuales, hacer videollamadas, etc., algo que aparece mucho más marcado en los sectores económicos medios y altos. A su vez, con respecto al valor que se le otorga a dichas capacidades, la encuesta revela que los estratos más desfavorecidos tienden a apreciarlas más en los y las docentes que en sí mismos, es decir como adultos y adultas acompañantes. En cambio, en sectores medios y altos, que a su vez son los que alcanzan mayor nivel educativo, la proporción es a la inversa, con un reconocimiento más elevado en las propias habilidades que en las de los y las maestras. “Esta cuestión se relaciona directamente con las expectativas que cada familia pone en la escuela, y la importancia que le da a la transmisión de saberes a los chicos y chicas por parte de las y los educadores”, añade Benítez Larghi.
Por su parte, el informe que hace foco en los usos de las TICS en el ámbito laboral con la modalidad de teletrabajo también destaca, entre otras cuestiones, qué sucede con las habilidades digitales desarrolladas por las y los trabajadores. Autora del documento e integrante del equipo, la investigadora del CONICET en el IdIHCS Leticia Muñiz Terra explica que “un eje analítico que podríamos trazar es que, frente a la necesidad de continuar con sus tareas a distancia, las personas debieron desarrollar una serie de habilidades en cuanto al uso de plataformas, sistemas o dispositivos que anteriormente no utilizaban. Eso tuvo un costado positivo, por el conocimiento ganado, pero también otro negativo, ya que fue una situación obligada y, dependiendo del tipo de trabajo, la formación de cada persona se dio bajo distintas condiciones”.
En ese sentido, la investigadora apunta que “no es lo mismo tener que aprender a usar una computadora, un celular o una tablet desde cero o con conocimiento previo, o capacitarse en un programa específico, y aquí también influye la disposición de cada persona y de quien debe enseñarle; en algunos casos compañeros o compañeras de trabajo, y en otros, los propios hijos e hijas”. De acuerdo al informe, estas realidades dispares pueden pensarse como generadoras de desigualdades, o que al menos profundicen las ya existentes, teniendo en cuenta “que hay quienes tienen acceso a equipos rápidos, nuevos y con comodidades, mientras que otras personas debieron formarse un poco ‘a la fuerza’ y con menos facilidades”, agrega Muñiz Terra.
Como otro aspecto interesante del análisis reportado, aparece–una vez más– la cuestión de género evidenciando profundas desigualdades producto del denominado homeoffice. “Se observa un solapamiento de la doble jornada laboral que ya tenían las mujeres: por un lado, la vinculada con el mercado de trabajo, es decir aquella realizada a cambio de un salario; y por otro, aquella que engloba el trabajo en casa, que incluye las tareas domésticas, los mandados, y el cuidado de menores o adultos mayores”, explica Muñiz Terra, y continúa: “Lo que sucedió es que esa doble jornada pasó de estar dividida temporaria y espacialmente, a estar superpuesta durante la cuarentena, con el agregado de ejercer el acompañamiento de la educación de hijos o hijas, actividad que en la mayoría de los casos también recayó en las mujeres. Si bien esto no es algo novedoso, sirve para constatar que la pandemia contribuyó a profundizar la desigualdad de género”.
Para concluir, cabe mencionar que ambos informes incluyen una serie de recomendaciones tanto para quienes toman decisiones y diseñan políticas de inclusión y alfabetización digital educativa como para quienes lo hacen en el terreno del desarrollo económico y productivo de país. En este sentido, las y los especialistas destacan la necesidad de redoblar esfuerzos para garantizar la conectividad, especialmente en aquellas regiones geográficas sin cobertura y en los sectores más desfavorecidos; de impulsar capacitaciones sobre los usos pedagógicos de la tecnología para docentes y estudiantes; y de orientar políticas de desarrollo regional para el acceso a las TICS con énfasis en las PyMES y en los hogares, entre otras. Asimismo, también se resalta la importancia de “una mayor aplicación de la nueva ley de teletrabajo que protege a los/as teletrabajadores/as y obliga a los/as empleadores/as a financiar la conectividad y los dispositivos necesarios para las ocupaciones digitales”.
Por Mercedes Benialgo
Sobre investigación:
Sebastián H. Benítez Larghi. Investigador independiente. IdIHCS.
Leticia M. Muñiz Terra. Investigadora independiente. IdIHCS.
María del Rosario Guzzo. Becaria doctoral. IdIHCS.
Matías Iucci. IdIHCS.
Magdalena Lemus. Becaria posdoctoral. IdIHCS.
María Eugenia Roberti. Investigadora asistente. ICSyA, UNAJ.
Nicolás S. Welschinger Lascano. Investigador asistente. IdIHCS.
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