1. Objetivos del Observatorio Hacer Educación de la UBA?
Hacer Educación es un observatorio en educación, ciencia y tecnología. Está conformado por un equipo interdisciplinario e intergeneracional, y su propósito es generar insumos y proponer ideas para el diseño de políticas públicas, con el foco puesto en la gestión. Forma parte del IGeDeCO, (Instituto de Investigaciones en Gestión, Desarrollo y Control de Organizaciones), que depende de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
Desde Hacer Educación nos proponemos repensar el sistema educativo, porque consideramos que se necesita una transformación integral que encuentre soluciones ala crisis actual y que sea sostenible en el tiempo. Actualmente estamos desarrollando diversas líneas de investigación con el objetivo de analizar los desafíos pendientes parala Argentina en materia de inclusión y calidad educativa. En función de esos objetivos,nuestros equipos de investigación trabajan en diferentes proyectos generando insumos, datos, informes, encuestas y estadísticas que permitan realizar diagnósticos certeros sobre la situación y los desafíos que atraviesa el sistema educativo, y la ciencia y tecnología en Argentina. Esa información de base la utilizamos para desarrollar estudios sociales, y para impulsar propuestas y espacios de reflexión que fomenten el debate y promuevan conversaciones basadas en datos sobre estas temáticas claves.
De ese modo generamos insumos que permitan impulsar un conjunto de propuestas concretas orientadas a la gestión educativa. Porque estamos convencidos de que la manera más efectiva y concreta de trasformar el sistema educativo, científico y tecnológico es cambiar la manera en que se lo gestiona. Por eso el Observatorio está diseñado para pensar más allá de las contingencias, para diseñar y proponer ideas,acciones y políticas públicas que transformen la educación, la ciencia y la tecnología en nuestro país.
2. ¿Qué características deberían tener los mecanismos de evaluación de la calidad educativa a nivel nacional en la formación de los futuros docentes y de los alumnos?
Uno de los grandes desafíos que tiene nuestro sistema educativo obligatorio es mejorar la calidad. Cuando miramos las cifras de cobertura a nivel regional y a nivel internacional son grandes los avances que hemos hecho como sociedad. De los 3niveles que implican 14 años de escolarización, tenemos la sala de 5 y la primaria universalizadas y el nivel secundario continúa ampliando su cobertura. El desafío está en la sala de cuatro años y en la terminalidad de la escuela secundaria.
Sin embargo, si analizamos lo que ocurre durante esos 14 años en términos de aprendizajes, los números no son tan alentadores. Es una realidad que es frecuente encontrar jóvenes graduados de la escuela secundaria que tienen, por ejemplo, serias dificultades para comprender un texto medianamente complejo o para resolver operaciones matemáticas básicas.
Pero hablar de calidad educativa es hacer referencia a una diversidad de factores que tienen que ver con poder garantizar no sólo el acceso de toda la población a los tres niveles obligatorios, sino también garantizar el aprendizaje y desarrollo de determinados contenidos y capacidades que les permitan desarrollarse de manera plena como ciudadanos, continuar estudiando e insertarse en el mundo del trabajo.
Son muchos los factores que inciden en la calidad educativa de un sistema: la infraestructura y el equipamiento escolar, la organización curricular, la matrícula de estudiantes por aula, la cantidad de clases efectivamente dictadas, las condiciones laborales de docentes y no docentes, la formación inicial y continua de los docentes, la elaboración de políticas públicas que se sostengan en el tiempo tanto en el mediano como en el largo plazo, son algunas de las dimensiones más relevantes.
Una fuente de información que resulta relevante para entender dónde está parado un sistema educativo en términos de calidad, son las pruebas de evaluación de los aprendizajes alcanzados por los alumnos de cada nivel. En Argentina existen distintas pruebas estandarizadas que se realizan cada una determinada cantidad de años en primaria y en secundaria y que permiten conocer los avances de los alumnos en términos de aprendizajes. Los resultados de los diferentes formatos de las evaluaciones estandarizadas muestran una pendiente descendente en la calidad de la educación. En las encuestas que hemos realizado, esto se refleja tanto en la visión de la gente en general, como en la mirada de la comunidad educativa.
Sin embargo, no es la única información valiosa a la hora de entender los problemas de calidad de nuestro sistema. Es necesario contar con un sistema de información que incluya el estado de situación precisa y actualizada de cada una de las jurisdicciones y que permita dar seguimiento en tiempo real al sistema educativo de cada distrito.
¿Cuántas materias se encuentran sin cubrir? ¿Qué problemas de infraestructura es necesario resolver para que no se pierdan días de clases? ¿Qué equipamiento es necesario reparar o comprar para poder realizar prácticas de enseñanza? ¿En qué campos del conocimiento es necesario que se actualicen los y las docentes? Otra dimensión importante que hace a la calidad educativa es la formación docente.
Por un lado está la formación inicial, que es aquella que le otorga la titulación de base a los docentes. Es la que habilita al profesional para el ejercicio de la docencia.
Construir estándares comunes de calidad entre todas las jurisdicciones en torno a esta formación de base es fundamental. Hoy existe en cada una de las jurisdicciones de nuestro país una diversidad de instituciones de gestión estatal y de gestión privada que forman a los docentes. Es necesario que se emprenda un trabajo desde el Consejo Federal de Educación para coordinar entre todas las jurisdicciones del país una revisión y actualización de los diseños curriculares de los profesorados que garantice un nivel común de formación para los docentes de todo el país.
Por otro lado, tenemos la formación continua o capacitación docente, entendida como todos aquellos procesos formativos que el docente —bajo distintos formatos, en distintos tiempos y escenarios— atraviesa mientras ejerce la docencia y avanza en su carrera profesional. Para mejorar la calidad de la capacitación docente es necesario que las jurisdicciones regulen las ofertas de formación disponibles. Uno de los grandes problemas, es que la formación docente que otorga puntaje se ha convertido en un mercado donde se accede a cursos que sólo otorgan buen puntaje -aunque no necesariamente una buena propuesta de formación- y que requiere dinero. Esta situación es absolutamente dispar a lo largo del país, y por eso es necesario revisar en cada jurisdicción lo que sucede y garantizar una equiparación con determinados estándares de los cursos que se ofrecen en relación a la calidad de la formación y al puntaje que otorgan. Es necesario pensar que la formación continua debe ser parte de la carrera docente, y que el Estado lo necesita si quiere mejores escuelas y mejores egresados, por lo que debería hacerse cargo del costo de la formación, pero también responsabilizarse por la calidad de las propuestas.
Cuando hablamos de calidad educativa, el desafío es grande y requiere una mirada integral del sistema, que entienda la multidimensionalidad de este aspecto: no hay responsables individuales. El problema es sistémico y por eso hay que pensar soluciones integrales, que mejoren los 14 años de formación educativa obligatoria en su conjunto.
3 . Como docente que estoy en el aula la consulto: ¿deberíamos fortalecer la articulación entre el último año de la escuela secundaria, las carreras terciarias docentes y universitarias? ¿De qué modo?
Es importante trabajar sobre la articulación con la educación superior pero también con el mundo del trabajo. En el trayecto final de la escuela secundaria, las escuelas deben acercar a los estudiantes posibilidades y experiencias que los ayuden en la transición hacia sus próximos pasos profesionales.
En ese sentido, creemos que las prácticas profesionalizantes son un instrumento muy valioso, pero que debe ser encarado de manera eficaz y provechosa. Se deben considerar como una instancia más de formación y deben ser diseñadas para tener carácter local, contextualizado y de articulación necesaria entre la escuela y el afuera.
Deben poder ayudar a los estudiantes a dar sus siguientes pasos, tanto en relación a su futuro laboral como académico.
Desde una mirada más amplia, es necesario pensar la relación entre los sistemas educativo, productivo y científico. En nuestro país, como en muchos otros, tienen un profundo desconocimiento mutuo y se encuentran desarticulados. En ese sentido, se vuelve necesario impulsar el diálogo entre el mundo escolar y el mundo laboral, y el mundo científico debe también ser parte de ese intercambio. Además, debemos repensar de manera conjunta las competencias y habilidades que serán demandadas a los estudiantes y cómo cada sistema (educativo, productivo y científico) puede contribuir para apuntalar, acompañar y aportar al desarrollo efectivo de las transformaciones futuras de la sociedad y del país.
Gracias Aurelia.
Perfil de Aurelia Lupis. Licenciada en Ciencias Políticas docente, UBA. integrante de Hacer Educación
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