Miércoles 16 de junio de 2021 — Los estudiantes de los primeros grados son los más afectados. La estimación surge de una investigación internacional, y considera un escenario de medio año de suspensión de clases presenciales. Sugieren aplicar estrategias específicas para mitigar estas pérdidas, reorientando a largo plazo las currículas para poner foco en los contenidos prioritarios.
Las conclusiones surgen del informe “Estimación de pérdidas de aprendizaje relacionadas con la pandemia de COVID-19”, del Observatorio de Argentinos por la Educación. El documento presenta los resultados de las investigaciones realizadas por el programa internacional Research on Improving Systems of Education (RISE), basadas en modelizaciones de las consecuencias a largo plazo de los cierres escolares por la pandemia de COVID-19, y considerando diferentes escenarios de intervención para mitigar dichas consecuencias. Para las estimaciones se utilizaron los resultados de la evaluación PISA para el Desarrollo 2018.
En la medida que los estudiantes regresan a la escuela, la mayoría muestra aprendizajes por debajo de su plan de estudios. Según el informe, esto se explica por la interrupción de clases presenciales, pero también porque de por sí los diseños curriculares son demasiado ambiciosos en relación con los niveles reales de aprendizaje de los estudiantes.
Tres tipos de intervención
El informe plantea tres escenarios posibles de regreso a la presencialidad en función de distintos tipos de intervención pedagógica: 1) sin estrategias de mitigación (es decir, sin tomar decisiones que busquen compensar los aprendizajes perdidos); 2) con estrategias de “remediación” a corto plazo (se adapta la currícula en el regreso de los estudiantes, pero se retoma el ritmo “normal” a partir del año siguiente); 3) con estrategias de “reorientación” a largo plazo (se adapta la currícula para que a lo largo de toda la trayectoria del estudiante los contenidos estén alineados con sus posibilidades reales de aprendizaje). A partir de estos escenarios, se estima la pérdida de aprendizaje a largo plazo.
El regreso a la escuela no alcanza para ponerse al día: los estudiantes pueden seguir perdiendo nuevos aprendizajes si las estrategias pedagógicas no se adaptan a sus necesidades. Este sería el caso si no se aplica ninguna estrategia específica para mitigar los efectos de la suspensión de clases presenciales: las pérdidas de aprendizaje iniciales son más graves en los primeros años de estudio, y pueden acumularse a largo plazo.
«Cada vez hay más evidencia de que los niños han sufrido pérdidas sustanciales de aprendizaje durante el cierre de las escuelas. Nuestro trabajo muestra que las pérdidas continuas de aprendizaje incluso después de que los estudiantes regresan a la escuela podrían ser devastadoras para el futuro de los niños”, describe Michelle Kaffenberger, investigadora de RISE y de la Blavatnik School of Goverment de la Universidad de Oxford.
“Pero hay esperanza: con medidas de remediación y con reformas a largo plazo que prioricen aprendizajes y habilidades universales fundamentales, los sistemas educativos pueden salir de esta crisis con más fuerza. Los líderes educativos, las escuelas y los maestros deben garantizar que todos los niños tengan la oportunidad de ponerse al día y de continuar aprendiendo cuando regresen a la escuela», agrega Kaffenberger.
“La reapertura de escuelas es en realidad un proceso de reinicio del ciclo de aprendizaje en el que hay que asumir que hubo pérdida y retraso en el aprendizaje del currículum, verdaderos ‘des-aprendizajes’. Será necesario evaluar la situación de cada alumno y desarrollar estrategias pedagógicas de planificación y enseñanza adaptadas a sus necesidades, y entender que esto llevará varios años. No hacerlo o suponer que con breves instancias de apoyo se resuelve será prolongar la situación de déficit, acumular nuevas pérdidas y terminar en abandono escolar”, explica Claudia Romero, doctora en Educación, profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella.
Repensar el currículum a largo plazo
Al comparar las estimaciones de pérdidas de aprendizaje en los escenarios 2 (con estrategias de “remediación” a corto plazo) y 3 (con estrategias de “reorientación” a largo plazo), surge que las medidas de adecuación de la currícula a largo plazo son las más eficaces para compensar e incluso mejorar los aprendizajes, sobre todo en los primeros años de estudio.
“El cierre de las escuelas ha afectado seriamente los aprendizajes de los alumnos. Este interesante análisis describe varios escenarios relacionados con las diversas estrategias diseñadas para enfrentar esa pérdida, especialmente notable en los alumnos de los primeros años de su vida escolar. Se trata de un aporte de especial utilidad para quienes deben decidir cómo ayudar a los alumnos que han sufrido este retraso en su formación”, analiza Guillermo Jaim Etcheverry, presidente de la Academia Nacional de Educación.
Ariel Fiszbein, director del programa de Educación del Diálogo Interamericano, plantea: “El retorno a las escuelas muy probablemente encuentre a las alumnas y alumnos con importantes pérdidas de aprendizaje. Muchos de ellos también enfrentan situaciones difíciles en el plano socioemocional. Es imperativo que los sistemas educativos estén preparados para responder de manera apropiada. Ello requiere diagnósticos de aprendizaje y bienestar socioemocional en todas las escuelas y aulas, y esfuerzos de educación remedial orientados a garantizar aprendizajes básicos para todos las alumnas y alumnos”.
Con respecto a las estrategias de remediación, el informe señala que tienen buenos resultados para los estudiantes de desempeño medio en el corto plazo, pero no para los estudiantes con los mejores desempeños, quienes se terminan atrasando con respecto a lo que podrían haber aprendido sin la aplicación de estas estrategias compensatorias. Los estudiantes con mejor desempeño incluso aprenden menos en el escenario de “remediación a corto plazo” que en el escenario “sin mitigación”, porque la remediación ralentiza demasiado el proceso de enseñanza para ellos .
Una combinación de estrategias de remediación a corto plazo con reorientación a largo plazo beneficia significativamente a los estudiantes de desempeño medio y alto, lo que resulta en un aumento general del aprendizaje y una disminución en la proporción de alumnos que no aprenden nuevos conocimientos. Según los datos, es necesario trabajar en ambos sentidos: adaptar los contenidos en el retorno inmediato de los estudiantes, y a la vez repensar la currícula de los años siguientes.
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