A menudo, cuando nos referimos a los acontecimientos históricos, éstos suelen parecernos lejanos y distantes, parece que 1816 queda lejos pero si en verdad queremos ser un país con futuro debemos aprender del pasado.
Hoy festejamos la posibilidad de elegir a nuestros gobernantes, de administrar nuestros recursos, de participar en las decisiones de nuestra comunidad con el voto; pero no debemos olvidarnos de las responsabilidades que tenemos en tanto pueblo independiente.
La libertad no es algo estático, rígido, definido, que se consigue de una vez y para siempre. El 9 de julio se erige como un día que nos convoca a la reflexión, a la expresión de ideales patrióticos que se encuentran entrelazados con aquellos valores que nos acompañan a diario: libertad, soberanía e igualdad. ¿Hemos hecho honor a su legado? ¿Hemos seguido su ejemplo?
El contexto internacional era sumamente complejo. Para 1816, España se había liberado de los franceses, el Rey Fernando VII había vuelto al trono y se animaba a recuperar los territorios americanos que estaban en mano de los revolucionarios. El ejército realista comenzó a avanzar victoriosamente por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos. Sus avances fueron contenidos, entre otros, por Manuel Belgrano, José de San Martín y Martín Miguel de Güemes. En el caso de San Martín es, junto a Simón Bolívar, el responsable de las gestas libertadoras que finalizaron la presencia española en el continente.
En este contexto tan difícil, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer ante la situación. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, cuyas relaciones estaban deterioradas.
Fueron 29 diputados del Congreso de Tucumán quienes suscribieron el acta de Independencia. Cada uno de ellos representaba a unos 15 000 habitantes. Entre éstos, Francisco Narciso de Laprida, el entonces diputado por San Juan, fue quien presidió la sesión. El vicepresidente fue Mariano Boedo, entonces diputado por Salta. José Mariano Serrano y Juan José Paso fueron los secretarios designados. Los representantes firmaron la declaración afirmando la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”. Los diputados Gazcón, Sánchez de Bustamante y Serrano presentaron un plan, que luego fue aceptado por todos, cuyos puntos fundamentales fueron:
- Comunicarse con todas las provincias para insistir en la necesidad de unión y así enfrentar al enemigo externo.
- Declarar la Independencia.
- Discutir la forma de gobierno más conveniente para las Provincias Unidas.
- Elaborar un proyecto de Constitución.
- Preparar un plan para apoyar y sostener la guerra en defensa propia, proveyendo de armamentos a los ejércitos patriotas.
En la sesión secreta del 19 de julio se propuso como agregado a la fórmula de juramento la referencia a toda otra dominación extranjera. Se trataba de contrarrestar así las ideas de que se trataba de entregar el país a los portugueses.
Lo que logramos en 1816 era una autonomía que presuponía una comunidad unida ¿hoy estamos unidos?, no sólo por habitar el mismo territorio nos tenemos que sentir argentinos, sino también por representar un acuerdo de toda su gente en torno a un proyecto común, solidificado por una identidad nacional.
La Independencia consolidó un nuevo grupo dirigente integrado mayormente por americanos descendientes de españoles. Todos tenemos deberes para con nuestro país, no solo derechos, pero está claro que unos tienen y tenemos más que otros. Basta de mirar para otro lado y sostener la individual por sobre lo colectivo, ¿Lo sabrán todos nuestros candidatos políticos?
Podríamos decir que la independencia y la democracia de las que gozamos no son todo lo que quisiéramos, y es cierto: mientras haya extrema desigualdad, mientras existan la exclusión, injusticia, la libertad no será completa; nadie es absolutamente independiente si no cuenta con lo más fundamental como alimento, educación, seguridad. La democracia es algo mucho más que un proceso en que solo vamos a votar, es una forma de vida que tiene que ser respetuosa de todos y para todos, en donde no hay privilegios La única manera de construirla es haciendo respetar nuestra constitución.
Han transcurrido 207 años desde que sucedieron estos acontecimientos y todavía escuchamos decir que somos una nación joven que intenta constituirse a sí misma. Hoy como hace más de 200 años, el futuro depende de nosotros. Somos muchos argentinos más desde aquel 1816, pero el sentimiento debe ser el mismo. Hoy, como en aquella época, celebramos que el futuro lo construimos entre todos, no un grupo, no individualmente y esto se hace con nuestros actos.
Recordemos a nuestro pueblo que la patria no es el suelo. Tenemos suelo hace tres siglos, y sólo tenemos patria desde 1810. La patria es la libertad, es el orden, la riqueza, la civilización organizados en el suelo nativo, bajo su enseña y en su nombre”. Juan Bautista Alberdi (1810-1864)
Excelente!!!!
Gracias por leernos.