La Revolución de 1905

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rojo-eHipólito Yrigoyen llamó los «30 años seculares» al período de la historia Argentina que va desde 1890 hasta 1916.

El primer tramo de éste período abarca desde la fundación de la Unión Cívica Radical hasta la disgregación de 1897, y la característica principal impresa a la acción desarrollada por esos años, es la Intransigencia con que debió preservarse el núcleo más radical de la fuerza. El segundo va desde los primeros síntomas de reagrupamiento del radicalismo en 1902 hasta los sucesos revolucionarios de 1905; y el signo que lo preside es la Revolución.

El último llega hasta la ley electoral, antes de cuya sanción la Unión Cívica Radical continuó recogida en austera abstención. «Como en un trípode, en tres principios fundamentales se sustenta la Unión Cívica Radical: la Revolución, la Intransigencia y la Abstención. Son tres principios que integran una sola doctrina: la de la reparación fundamental», ha escrito Horacio Oyhanarte, uno de los primeros teorizadores de la doctrina radical.

En 1891,  se acercaba la época de elecciones presidenciales. Se reúne en Rosario una Convención Nacional de la Unión Cívica, produciéndose la división del nuevo partido en dos sectores netamente diferenciados : los seguidores de Mitre, partidarios de acordar con el Régimen, una nueva candidatura política, para que nada cambie, solo los hombres. Esta fracción adopta el nombre de Unión Cívica Nacional.

El sector opuesto al acuerdo con el gobierno estaba encabezado por Alem y su sobrino, Hipólito Yrigoyen y, ante la falta de garantías sobre la libertad del voto deciden no participar en elecciones (abstención revolucionaria) hasta tanto no cambie el sistema, y darse el nombre de Unión Cívica Radical. Durante los dos años siguientes, Yrigoyen se dedicó a organizar pueblo por pueblo la Provincia de Buenos Aires, estableciendo un sistema de comunicaciones directas con cada caudillo local, lo que le permitía impartir instrucciones o recibir novedades de todo el distrito en poco tiempo

La causa de esta organización era simple : armar un movimiento revolucionario para derrocar al Régimen. En 1893 estalla una revolución radical en la Provincia de Bs. As que fué derrotada.

De hecho, el movimiento armado, sincronizadamente realizado permitió tomar la casa de Gobierno con varias columnas procedentes en tren desde distintos puntos de la provincia, y colocar un gobernador radical con el auspicio del entonces Ministro de Guerra de la Nación, Aristóbulo del Valle.

Pocos meses después, estalla una revolución de carácter nacional organizada por la U :C :R : que tiene su epicentro en las ciudades de Rosario, Córdoba , Tucumán y Buenos Aires. Por primera vez, para identificarse de los oficialistas, se enarbola en Rosario la Bandera Roja y Blanca, que a la postre sería la bandera del partido Radical. La revolución fué derrotada y se le atribuyó a Yrigoyen la causa de esta derrota por no haber volcado totalmente la provincia en favor de ella, sólo algunos partidarios de Alem movieron algunos pueblos de la provincia en favor de esta revolución.

El 26 de julio de 1903, en un nuevo aniversario de la revolución del parque (1890) se reunieron en Buenos Aires, dirigentes radicales de todo el país, realizando una manifestación conmemorativa que congregó alrededor de 50.000 personas.

Con motivo de las elecciones presidenciales de 1904, la UCR mantuvo la abstención revolucionaria a la vez que en un manifiesto, dejó abierto el camino de la revolución armada para derrocar al Régimen afirmando » su propósito inquebrantable de perseverar en la lucha hasta modificar radicalmente esta situación anormal y de fuerza, por los medios que su patriotismo le inspire»

El manifiesto del 29 de febrero de 1904 dejó sentado, a las claras, que una revolución radical era inminente, de tal forma que hasta el dirigente conservador  – y gobernador de Buenos Aires – Marcelino Ugarte puso  «desinteresadamente a su disposición las fuerzas armadas de la provincia para destruir así, la influencia despótica del general Roca»

Por supuesto que Yrigoyen no aceptó este ofrecimiento, porque deseaba que el movimiento fuera íntegramente radical, su pensamiento ya le había sido expuesto al mismo Roque Sáenz Peña : » advierta, Sáenz Peña, que ustedes son la razón de ser de nosotros , no es posible reposar con los mismos factores que han puesto al país en la necesidad de recurrir a la revolución».

La revolución estaba en marcha : Yrigoyen vendió la Estancia de La Toma en San Luis y otros inmuebles, para sufragar los gastos revolucionarios. Entrevistó a jefes militares ,civiles y policiales comprometiéndolos en el golpe y a mediados de 1904, ya tenía puesta la fecha : el 10 de septiembre los radicales se alzarían simultáneamente en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Bahía Blanca y Mendoza.

Cuenta el que luego fuera el General Francisco Reynolds, que “ los rumores y las publicaciones periodísticas llegaban al interior de los cuarteles…en el cuartel se comentaban estas informaciones procedentes de distintos lugares. Algunos oficiales permanecían ajenos, otros tocaban el tema sin tomar partido y los menos-   – entre ellos yo – discutíamos nuestras propias ideas y simpatías por los grandes líderes rebeldes de la época y sus  principios”

Al descubrirse y arrestarse a algunos complotados (como el jefe de guardiacárceles de la Provincia de Buenos Aires – comandante Argañaraz – y el subsecretario de Guerra – coronel Mateo Ruiz – la Junta Revolucionaria postergó el estallido para el 4 de febrero de 1905.

En la Capital federal, el movimiento fracasó a pesar que los revolucionarios tomaron algunas comisarías y formaron cantones en distintos puntos de la ciudad : los radicales no pudieron tomar el Arsenal de Guerra, por lo tanto el final del movimiento estaba asegurado de antemano.

En Córdoba, mientras tanto, el movimiento había triunfado para el mediodía del 4 de febrero, aunque aislado no subsistiría mucho. En Rosario, mientras tanto, se alzaron los regimientos 3º de Artillería y 9º de infantería que se mantuvieron en lucha hasta las cinco de la tarde del 4 de febrero, cuando tomaron conocimiento del fracaso del movimiento en Buenos Aires y se retiraron de la lucha.

En Bahía Blanca, el mayor Aníbal Villamayor junto a un grupo de dirigentes radicales ( algunos venidos de Buenos Aires como el Dr. Valentín Vergara, Arturo M. Reynoso, Alejandro Witcomb,  Agustín Rocca, Luis Roque Gondra, Alejandro Moreno, Inocencio Arroyo, Pedro M. Quijano,  Aurelio Roig,  German Kurt y Cornelio Baca,  y otros de Bahía Blanca ), logró sublevar parte de los regimientos 2º y 6º de infantería, a los que se sumaron civiles y un destacamento de custodia en Ingeniero White totalizando no más de doscientos hombres. A las 6 de la mañana del 4 de febrero, embarcaron en un tren del ferrocarril del Sud, con destino a la Capital Federal, siendo su objetivo, el de colaborar con las tropas que debían tomar el Arsenal de Guerra a cuyo fin se dirigirían por la vía de General Lamadrid

 Las fuerzas policiales y leales al gobierno, sin presentar combate dado lo poderoso de la columna revolucionaria,  hacen volar las vías para dificultar el avance por lo que los revolucionarios deben desviar su curso desde Pigüé  hacia el empalme Saavedra – Guaminí, que les permitiría avanzar por Bolívar hacia Empalme Lobos o seguir por el Oeste a Trenque  Lauquen y aproximarse a las vías del Once. Así llegaron a la estación de Pirovano…

El ferrocarril había llegado a la ciudad de San Carlos de Bolívar en 1898 y hacia 1901 se construyeron las estaciones de Ybarra, Urdampilleta y Pirovano. Para 1905 la pequeña estación de Pirovano estaba rodeada de algunas casas y contaba con un almacén de ramos generales , una herrería, una panadería, un hospedaje, un hotel y una carnicería.

El movimiento revolucionario no había tenido eco generalizado en Bolívar pero a pesar de ello, algunos vecinos se acercaron a la estación al recibir noticias del arribo del tren revolucionario, para plegarse a la columna.

Los revolucionarios  al mando del Mayor Aníbal Villamayor y los oficiales Arazandi, Montero, Vernard  y Montes de Oca se detienen en la pequeña estación de Pirovano  el 5 de febrero, en las primeras horas de la mañana y comienzan a dialogar con las autoridades revolucionarias civiles a efectos de establecer el camino a seguir.

Ya habían tomado conocimiento del fracaso del movimiento en la Capital Federal y que, a su vez  se acercaba por tren desde Témperley, una columna del gobierno superior en hombres y armamentos, incluído un cañón Krupp  al mando de los coroneles Alejandro Mombello ( proveniente de Capital Federal)  y Federico Cevallos ( procedente de La Plata) .

Por tal razón ya se sabía que se podía continuar avanzando luchando contra adversarios superiores, sin posibilidades de triunfo ( como continuaron haciendo los revolucionarios de Córdoba hasta el día 7 ) replegarse a sus unidades en Bahía Blanca  y en este caso ser tomados prisioneros y sometidos a Consejo de Guerra, o huir. Asimismo se planteaba en ese momento en qué situación quedarían los civiles ante cualquiera de las opciones.

En horas de la mañana de ese 5 de febrero, el Mayor Villamayor y un trompa de órdenes salieron de recorrida por la zona a buscar caballos para una posible huída.

Mientras los oficiales Montero y Vernard preparaban sus tropas para una eventual defensa y el resto de los oficiales y vecinos estaban en la estación reunidos ( unos cuarenta en total), fueron atacados sin previo aviso por los soldados y suboficiales de la columna revolucionaria, que se sublevaron al mando de los suboficiales Tomás Pedernera (sargento del 6º) Sinesio Heredia (sargento del 6º), Melitón Peralta (sargento del 2º) y Luis Chaves (cabo del 2º) dándoles muerte a ellos y a varios civiles.

La rebelión de estos suboficiales se produjo cuando se enteraron sobre las noticias del destino de la revolución en Buenos Aires y el contenido de las conversaciones sostenidas por las autoridades revolucionarias en la estación, y tratando de mejorar su suerte, pretendieron convertirse al oficialismo nuevamente. En el momento en que los oficiales Montero y Vernard ordenaron el despliegue en guerrillas para hacer frente a las tropas que venían de Buenos Aires, un grupo de soldados que había quedado en un tinglado encabezados por el sargento Heredia hizo fuego contra los miembros de la Junta que estaban en el anden.

En el mismo instante los soldados desplegados en guerrilla, hicieron fuego contra los oficiales Montero y Vernard quienes cayeron heridos. La soldadesca enardecida los ultimó en el suelo a bayonetazos.

Las investigaciones posteriores demostraron que el ataque se produjo sin previo aviso ya que estaban convencidos de que los jefes revolucionarios iban a continuar la lucha contra las tropas del tren que venía desde Témperley y que del mismo no participaron más que unos 20 soldados sobre un total de 200. Continuará el 5 de julio

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Acerca de Julio Ruiz 58 Articles
Profesor de Historia. Colegio Cervantes y Jesús Sacramentado de Bolívar, Argentina. Ex Intendente de la Ciudad de Bolívar en la Provincia de Buenos Aires, Argentina en el período 1987-1991. Abogado. Integrante de la Asociasón San Martiniana en su caracter de presidente. Columnista en el Diario La Mañana. Obras Históricas entre otras: Blandengues, “La Odisea”, “Historias que hicieron cuentos”, “Paginas de una historia olvidada”. “Hubo un tiempo que fue Hermoso”una creación colectiva de ex alumnos, Bachilleres de la promoción 1972 del Colegio Nacional de Bolivar (Bs As). Los Negritos de San Martín. “La historia, un cuento y un libro”

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