Echemos un vistazo atrás y comprobemos a cuántas actividades extraescolares asistimos en nuestra infancia. Atención porque no hablo de adolescencia (entre 11-14) sino de infancia-niñez. ¿A qué actividades íbamos entre los 0 y los 10 años?
Es cierto que la sociedad ha cambiado, pero también es cierto que si hace 20 años un niño acudía a una actividad extraescolar, nadie se cuestionaba el motivo porque estaba claro: le gustaba de verdad.
Los motivos por los que llevamos hoy a nuestros hijos a una actividad extraescolar pueden ser muchos:
– Los padres trabajan durante esa franja horaria y necesitan que los niños tengan ese tiempo ocupado. Si lo emplean en algo lúdico-deportivo, mucho mejor.
– Nosotros nunca tuvimos la oportunidad de realizar esa actividad y de este modo, vemos cumplido nuestro sueño a través de nuestros hijos.
– Necesitamos que el niño aprenda cuantas más cosas mejor porque hay que estar preparado…
– Porque van todos sus amigos.
Pero ojo, porque una actividad extraescolar cumple su función de esparcimiento, creatividad, socialización… cuando se hace voluntariamente, si no, conseguimos justo el efecto contrario; estrés.
Los menores invierten entre dos y nueve horas cada siete días en este tipo de clases, aunque pocos (del 5% al 7%) se ‘entretienen’ con estas actividades.
Entonces, actividad extraescolar ¿sí o no?
Ni sí, ni no: equilibrio es la solución. Es posible que tu hijo prefiera quedarse en casa compartiendo el tiempo contigo a chutar al balón o puede que le entusiasme tocar el violín y esté deseando que llegue la próxima fecha de esta actividad.
Ante todo piensa que después de tu jornada laboral te fueras al gimnasio y al regresar a casa tuvieras que incorporarte de nuevo a tu jornada laboral durante unas hora más.
La mayoría de los niños tienen deberes al llegar a casa y esto es lo que les espera al llegar de su actividad extraescolar. Por lo que, volvemos al inicio; si el niño la disfruta, le servirá para evadirse y crecer si no, tan solo le producirá cansancio y frustración.
En cualquier caso, con moderación.
¿Qué actividad es conveniente?
Cada niño es único y necesita actividades diferentes en tiempos distintos. Nadie como su tutor conoce al niño y solo con observarlo sabrá qué es lo más adecuado, pero recuerda que es él quien va a realizarla así que ten en cuenta su opinión: equilibrio.
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